La tapia con sifón

Vino vegano

Lo que hace fermentar el mosto para que se convierta en vino son las levaduras. Y las levaduras no son vegetales

Estoy en una tienda y escucho a mi espalda a un cliente que exclama gozoso: ¡Por fin voy a poder beber vino! Me vuelvo pensando que le acababan de trasplantar un hígado, pero la causa de la alegría es que en un expositor hay un vino que se autoproclama "vegano" en la etiqueta. Traspuesto me quedé. Como resulta que el vino es el resultado de la fermentación del zumo de una fruta, la uva, sin más añadidos, indago y me entero de que la avispada bodega dice que no usan clara de huevo para clarificar su vino, lo que lo hace acreedor al ansiado calificativo. Ahí es donde les cuelan el rollo a los vegano gilis: las claras no se quedan en el vino sino que capturan las impurezas y caen al fondo del depósito; el vino se decanta y las impurezas (claras incluidas) se tiran. Por tanto no hay claras en ningún vino. Sin contar con que hoy día ya sólo usan claras algunos vinos de alta gama; los demás usan bentonita y otros filtros. Pero ahondemos un poco más. Lo que hace fermentar el mosto para que se convierta en vino son las levaduras. Y, que yo sepa, las levaduras no son vegetales, sino animales unicelulares, o sea que estrictamente no puede haber vinos veganos. Pero de eso no dicen ni pío los "espabilaos" engañaveganos, que se aprovechan de la ignorancia y el papanatismo.

Se incorpora así el vino vegano a una larga lista de productos que dicen no llevar gluten o lactosa cuando en realidad no los han llevado nunca (tengo anotada otra conversación sobre el chocolate sin gluten, sigue la diversión). Hay muchos que se gastan los cuartos en alimentos sin gluten sin ser celíacos, sin lactosa sin tener intolerancia o en superalimentos carísimos que no son mejores que los que tenemos a mano desde hace milenios. Cada uno que haga con sus dineros lo que quiera, pero les iría mejor creyendo a los médicos y a los científicos en vez de al primer youtuber influenciador que les cae en la pantalla. Por ejemplo, me entero por la prensa (no me gustan las redes, salvo las de trasmallo) de que están crucificando a una tal Rawvana, apóstola del veganismo extremo con millones de seguidores, porque la han visto comiendo pescado. Ha tenido que reconocer que gracias a sus gracietas sufre de anemia, hongos vaginales, ausencia de menstruación y problemas de tiroides. Los médicos, obviamente, le han prescrito que coma como una persona humana y no como una oveja.

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