Opinión

Carmen AguIlar

Volver a empezar

Trasladar la festividad de San Juan a un sábado de diciembre, sin escuchar al sector, ha sido una mala ocurrencia

Todo estaba listo en nuestra ciudad. En la parrilla de salida, los establecimientos de restau-ración, hostelería y espacios museísticos y monumentales, sus trabajadores, guías turísti-cos, pequeños y grandes negocios, y empresarios en general. Se aproximaba la temporada alta para el sector turístico, clave en la economía de nuestra ciudad y la provincia, y todo presagiaba un periodo muy positivo para Almería, pero, de repente nuestras expectativas, quedaron truncadas.

Autónomos y trabajadores, que esperaban con ansias un festivo, cualquier puente, la Se-mana Santa, algún periodo vacacional o un día rascado al calendario laboral, han visto inesperadamente como la persiana del futuro más cercano ha caído ante ellos. Desazón, impotencia, angustia, son ahora más que palabras.

Muchas han sido las medidas adoptadas por el Gobierno de España en favor de los traba-jadores, también en este sector, para autónomos y para pequeñas y grandes empresas, así como medidas fiscales que intentan de forma inmediata apoyar la recuperación económica. El alcalde ha anunciado una serie de medidas, pero debe aplicarlas cuanto antes para que, terminado el confinamiento, el turismo florezca. Y, para empezar, trasladar la festividad de San Juan a un sábado de diciembre, sin escuchar al sector, ha sido una mala ocurrencia y un pésimo detalle.

Se dice que la hostelería muy sacrificada porque cuando los demás disfrutamos ellos tra-bajan. Ahora nos toca arrimar el hombro para que remonte. Desde el PSOE ya hemos planteado una batería de medidas urgentes que puede aplicar el alcalde, entre ellas dispo-ner de forma inmediata de un porcentaje de la partida de retribuciones a altos cargos para apoyar la economía almeriense y que la crisis cause el menor daño.

Nos volveremos a levantar, con más fuerza, si cabe, no tengo ninguna duda. Pero la soli-daridad está, tanto en las personas que luchan contra el virus en los hospitales, en la calle, en los supermercados, bajo un uniforme de policía o de bombero, en un camión, junto a las personas más vulnerables -a las que agradecemos su esfuerzo-, como en los despachos donde se toman decisiones que afectan al día a día. Y el alcalde debe pasar de los anuncios a las palabras y hacerlo lo antes posible, pues hablamos de un sector que no pueden esperar.

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