República de las Letras

Vuelve la ultraderecha

La idea de que aquí cabemos todos se ve amenazada de nuevo: la democracia española es más vulnerable

Ala hora en que escribo este artículo el domingo por la noche, la ultraderecha ha aumentado considerablemente sus escaños en el Parlamento. Su discurso xenófobo, racista, ultraliberal y antiguo, basado en mentiras -ahora llamadas estúpidamente fakenews o cosa parecida-, apoyado en datos falsos, suposiciones e interpretaciones malintencionadas ha calado muy rápidamente en ciertas mentalidades dominadas por el miedo, el escepticismo, la rabia o el odio. Especialmente les han ayudado las acciones de los violentos en Cataluña, que tanto han desprestigiado al movimiento independentista catalán, que siempre fue pacífico. Y no menos se han visto beneficiados por el efecto propagandístico de la retransmisión en directo de la exhumación de los restos del dictador, un error de Pedro Sánchez -otro más, junto con la presencia de la familia real en Barcelona en plena campaña electoral con motivo de la entrega de los premios Princesa de Girona-, como enseguida demostraron las encuestas electorales. A partir de ahora -y esto no es exagerado- la política se va a convertir en un campo minado, tal como fue en los años 30 del pasado siglo: los españoles no aprendemos de nuestra Historia. Al contrario que la izquierda, que supo neutralizar a aquel demonio con cuernos y rabo que nos pintó el franquismo sobre ella y ha sabido ahora aglutinar al socialismo sociológico joven, preparado y activo en torno a Podemos y sus llamadas confluencias, el neofascismo incubado durante décadas por la derecha sigue enquistado en las viejas consignas estimuladoras del miedo al diferente, fomentadoras de la represión política y creadoras de mentalidad inmovilista en un mundo velozmente cambiante. Urge ahora la formación de un gobierno progresista reformista que desarrolle la protección a la inmensa mayoría frente a un capitalismo por días más feroz e inhumano, sin rostro y sin patria, sin dios, sin ley ni rey, un capitalismo que extiende sus fríos e inexorables tentáculos en detrimento siempre de los derechos irrenunciables de todos y dirigido al beneficio de la exigua minoría económicamente poderosa. La idea de que aquí cabemos todos, que nació con el liberalismo y hoy forma parte del patrimonio cultural de todas las sociedades avanzadas del mundo se ve amenazada en España después de estas elecciones como en los años 30 en Alemania: desde el domingo, la democracia española es más vulnerable.

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