A DEMÁS de impartir docencia de nuestras respectivas asignaturas, niveles y grupos, una de las tareas a la que el profesorado dedica más tiempo es a la gestión de la convivencia, en todas sus versiones y modalidades. Especialmente quienes estamos en la etapa de Educación Secundaria Obligatoria. Más aún, si formas parte de un equipo directivo.

Nos pasamos la vida hablando de que la violencia es el último recurso, que no se puede responder con violencia. Solo en una situación límite en que vienen a agredirte, se podría justificar, como defensa propia. En ninguna situación más. Hablamos a menudo de lo que es proporcional, o no, de que a las palabras no se les puede responder con violencia física, de que hay otras formas de solucionar los problemas… Por otra parte, también intentamos empoderar a las chicas, diciéndoles que no necesitan ningún chico que les defienda, que son autosuficientes.

También les decimos que hay un límite para las bromas: el que establece la víctima. Siempre. Incondicionalmente. Es la persona que recibe la broma la que decide si se ha pasado el límite o no. Un juego o una situación graciosa lo es mientras que todas las partes así lo decidan. Está claro que el chiste de Chris Rock a la esposa de Will Smith sobrepasó este límite. Herir la sensibilidad, referirse al aspecto físico de alguien de manera pública, es algo que no puede tolerarse. Chris Rock se debería haber disculpado nada más terminar la frase. Solo había que ver la cara de ella. Sin embargo, mucho peor fue la reacción de Will Smith. Levantarse, dar una fuerte bofetada, y luego su frase final, repetida dos veces ("quita el nombre de mi mujer de tu p… boca"), tira por tierra todos los principios sobre los que venimos trabajando muchas personas durante toda nuestra vida. Minutos después, al día siguiente y durante todos los días posteriores se vienen lanzando mensajes de apoyo a Smith, a veces serios, otras en forma de memes, chistes… y los pocos que se les ha ocurrido leerle la cartilla, suelen salir escaldados. Seguramente, la escena-frase-bofetada de Will Smith ha educado más en 30 segundos que todo mi trabajo de los dos últimos años… como poco. El impacto de los medios de comunicación y las redes sociales es equivalente a una bomba atómica. Lo más triste es que no tengamos claro aún cuestiones tan básicas y sigamos lanzando mensajes ambiguos a diestro y siniestro. Así nos va.

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