En menos que canta un gallo

Manuel Peñalver

Yolanda Díaz

Yolanda Díaz

Yolanda Díaz

LA ministra de Trabajo no es Victoria Beckhan. Pero tampoco, una pija del barrio de Salamanca, que se inspire en la marca Louis Vuitton. Su estilo es como las metáforas que definen Lakoff y Johnson o fotografían Scott Fitzgerald y Ezra Pound. ¿Qué son, entonces, los cigarrillos de Bogart y Cortázar, el cruce de piernas de Sharon Stone y los besos de Audrey Hepburn también metáforas, o códigos semiológicos?

Los vestidos de Yolanda Díaz: rojo, negro, gris, blanco y azul, forman hipotextos e hipertextos: cine y narratología. Yolanda es, así, la intertextualidad de Julia Kristeva y Roland Barthes. Los correveidiles la espían como si fuera Madame Bovary o Ana Karenina, mientras suena el reloj isabelino de pared, con marquetería de limoncillo.

La vicepresidenta segunda del Gobierno tiene un as de oros en la manga de su vestido fashion: Sánchez desconoce la génesis del Quijote. ¿Quién de los dos será metáfora de Maquiavelo, o greguería de Gómez de la Serna, delante de un espejo gótico? ¡Callad el silencio y dejad que el viejo libro diga todo lo que sabe!

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