Si me pierdo en verano, ya saben donde buscarme: camino a Santiago. ¿En qué Camino? El Apóstol dispondrá. Este año me ha tocado el Francés, desde León, y me lo he pasado como nunca. Todo ayuda: buena forma física gracias al maratón, un grupo de peregrinos amigos que ojalá estuvieran en mi día a día, una meteorología formidable (a 8º me despertaba, por supuesto con el clásico chirimiri nada más entrar en Galicia), un queso que sabía a gloria... O Cebreiro me conquistó, los chapuzones en Molinaseca y Villafranca nos dieron la vida, el pulpo de Melide (certificado de vacunación mediante) me llenó de vitalidad y la tarta de Santiago, con velas y chupitos incluidías, fue el colofón perfecto. Y si los marineros tienen un amor en cada puerto, los peregrinos uno en cada albergue: José y Javi en Astorga; Bronx y 'my sister' en Rabanal; Miguel, Jesús y Rubén en Foncebadón; Paloma en Villafranca; María en Tricastela; David en Samos; Gemma y Sara en Portomarín, y en Santiago, mi colega Santi. Nos vemos el año que viene, amigos. ¿En qué Camino? Santi dispondrá.

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