J. M. Marqués Perales

jmmarques@diariodecadiz.com

Este año veréis vacas

Corresponde al PP frenar el avance de Vox en el mundo rural, donde se puede estar librando una batalla cultural que beneficia a Vox

Un sólo apunte sobre el ministro Alberto Garzón: menos mal que sólo le recompensaron con una dirección general, aunque convertida en Ministerio, por la entrega de Izquierda Unida al artefacto político de su admirado Pablo Iglesias. Tal es el daño que hubiera hecho no sólo a España -el impacto de sus declaraciones a The Guardian es cero, como corresponde a su irrelevancia-, sino a problemas que, ciertamente, se deben debatir. Su participación arruina al bando al que se sume.

Este año será el de la vaca, veremos cerdos, terneros, frisonas, merinas, payoyas y gallinas utreranas; habrá quien, como Juanma Moreno, pregunte al oráculo de los Pedroches a quién va a votar; los políticos comerán solomillos, entrañas y pitracos, y es que esto es algo que aún no sabía, por ignorancia genética, el ministro de Consumo, el de la nata de los roscones y la quinoa como alternativa pijoprogre al taglio de pizza.

Pienso en Luis Planas, ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, que es un magnífico técnico y un experimentado político, una joya de nuestro arco parlamentario. Planas había advertido a los suyos, hace ya tiempo, de las incursiones de Vox en el mundo rural, donde se puede estar librando una batalla cultural que beneficiará a la derecha más extrema. Sabe Planas que los suyos, los del PSOE, nunca han congeniado del todo con las grandes patronales agrarias, pero sí tuvieron un aliado en las legiones de temporeros andaluces y extremeños en los tiempos en que éstos eran más vilipendiados que las macrogranjas de Garzón.

Era el PP el partido de los productores, no sólo de los grandes terratenientes, que Javier Arenas supo llegar bien a esas comarcas agrícolas de nuevos cultivos de Huelva, Almería y la costa tropical granadina. Es el PP, por tanto, el que debe encargarse de frenar la marea de Vox en el mundo rural. O en una parte del este mundo que se ve amenazado no sólo en su forma de vida, sino en sus modos, en sus costumbres y en sus tradiciones. La batalla ha comenzado por Castilla y León, donde Alfonso Fernández Mañueco debe hacer frente a este movimiento en algunas de las provincias más ganaderas de España, como Salamanca. Uno de los argumentos más estúpidos de la izquierda pijiprogre es que en la llamada España vaciada hay más cabezas de ganado que personas. ¿Y? A ver si ahora va a resultar que la gente ha huido del campo por miedo a los toros.

Juanma Moreno tiene que calzarse las botas, volver a los Pedroches a hablar con el oráculo astado. Vox lleva ya algunos meses con gente en la barra de los bares de los pueblos, poniendo la oreja.

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