Libertad Quijotesca

El ansia del mandarín

Sueña el vicepresidente dominar nuestros pensamientos. Incompatible con nuestra Democracia

El Palacio de los Sueños es una de las novelas más importantes del escritor albanés Ismail Kadaré. Vio la luz en Tirana entre 1976-1981, cuando Albania estaba sometida a la dictadura comunista del matrimonio formado por Enver y Nexhmije Hoxha. Kadaré eligió la libertad y la honradez intelectual arriesgando su vida. Para burlar la censura ambientó la novela en el imperio otomano y la dividió en dos partes.

En la crítica de Los Ángeles Times se refiere a la novela "como una alegoría del poder absoluto". El escritor australiano Julian Evans escribió "que es un libro que todas las dictaduras prohibirían". Enseguida los lectores se percataron de la abrumadora semejanza entre el ambiente opresivo que describe el libro y como era la vida cotidiana en la capital albanesa, Tirana, durante la dictadura. Se impone que al Palacio de los Sueños lleguen todos los sueños de los súbditos del imperio; funcionarios y viajeros recorren el territorio para que no escape ni un solo sueño del escrutinio totalitario para detectar y aplastar cualquier disensión. El joven Mark-Alem, su protagonista, consigue un puesto de funcionario en el inquietante Palacio de los Sueños. Dado su comportamiento y lo que trata de ocultar; su narcisidad y flamante vicepresidente segundo, daría hasta el moño de mandarín que se ha puesto por arrebatarnos todos nuestros sueños.

El pasado 19 de septiembre hizo otra inmoral exhibición de sus ambiciones. Una querida amiga me dijo "le faltó solo el cuello a lo Mao Tse-Tung para anunciarnos que nos va a reeducar". Todas sus ansias son una pesadilla para la dignidad de los ciudadanos de esta sufrida Nación. También gusta vestirse de Hugo Chávez Frías. Hombre sin moral que debe estar lejos del poder. Pero claro: conspiraciones y chalets no se financian solos. Escribe Kadaré en El Palacio de los Sueños: "La vida de un hombre queda perturbada para siempre una vez que se encuentra atrapada en los engranajes del poder, pero eso no tienen parangón con el drama de un pueblo entero prisionero de ese mecanismo. ¿Qué significa eso?, ¿no acabáis de decir que los turcos compartieron el poder con nosotros? Pues repartirse el poder no significa sólo apropiarse de la parte correspondiente de los galones y los tapices. Yo diría que eso sólo llega más tarde. ¡Compartir el poder significa antes que nada repartirse los crímenes!". ¡Soñemos con y en Libertad!

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios