Casi antinomias

"Si no necesitas hacerlo, puedes hacerlo; si necesitas hacerlo, no puedes". Pobre ciudadano, diríamos

Posiblemente no lleguen a la categoría de antinomias al estilo de las denunciadas por Kant, situaciones en las que la pobre razón se pierde. Pero sí se trata de laberintos en los que el ciudadano se pierde porque la normativa impulsa al administrado por senderos que los llevan al mismo destino: "Si no necesitas hacerlo, puedes hacerlo; si necesitas hacerlo, no puedes". Pobre ciudadano, diríamos.

No creo exagerar. Voy a poner un par de ejemplos; o mejor, tres ejemplos. Así, se hace una convocatoria de becas para estudiantes postgraduados. ¿Quién necesita una beca? Se supone que aquel estudiante que, ya independizado de sus padres, tiene que sobrevivir.

Pues bien, si no puede demostrar que tiene medios para vivir por sí mismo, se la deniegan. Otro caso: una persona quiere desarrollar o mantener viva una zona deprimida, con una única salida en la agricultura; está despoblada entre otras cosas porque no hay aguas superficiales. Quiere hacer un pozo para extraer agua.

Como en nuestro entorno no hay parcelas suficientemente grandes para hacer rentable el sondeo, parece que la ley hace todo lo posible para hacer que la inversión requerida sea tan poco rentable que disuada de embarcarse en la aventura. O tiene alguien un cortijo viejo que, por avatares del destino o de muchas construcciones ilegales, esté fuera de ordenación. Son circunstancias en las que el propietario puede darse por perdido.

Si quiere legalizarlo, le exigirán que no necesite rehabilitación y que cumpla condiciones casi de habitabilidad. Si no las tiene, entonces no podrá declararlo como asimilado fuera de ordenación, con lo que no podrá obtener licencia de obras y tendrá que dejarlo caer. Pérdida de una propiedad, de unos derechos que uno ha adquirido mediante herencia o simplemente por compraventa. Uno, en su bienpensar, quiere encontrar motivos suficientes que justifiquen esas normas. Hilando fino, puede encontrar algunas causas. Pero lo que la ley no está previendo es que esas normas, que deben tener validez general, están dañando bastantes intereses particulares tan dignos de respeto como los que más.

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