Carta del Director/Luz de cobre

Un apretón de manos y todos contentos

El ministro Ábalos vuelve a hacernos una larga cambiada con las obras del AVE en su reunión con el alcalde

Expreso mi más profunda decepción por los resultados del encuentro que mantuvieron el 10 de diciembre el ministro de Fomento del Gobierno de España, José Luis Ábalos y el alcalde de Almería, Ramón Fernández Pacheco. Se ha llevado el primer edil capitalino varios meses carteándose con el responsable ministerial para pedirle una entrevista y cuando lo logra no sacamos en claro más allá de un apretón de manos y buena sintonía. Desconozco a quien satisfizo más la reunión, si al ministro porque no fue un paso más allá de la burra que nos han ido vendiendo en los últimos años o si el alcalde, que ve cumplido su deseo de ser recibido y haberle podido explicar, de primera mano, las necesidades de esta ciudad y, ya que estaba, de la provincia. Pues muy bien.

Entiendo que ese nunca debe ser el objetivo, aunque comprendo que el señor Fernández Pacheco no puede ir más allá de lo que ya prometía para la capital el anterior ministro,Íñigo de la Serna. Con la seguridad que ofrece dilatar las fechas cuatro años, el ministro nos hizo a todos los almerienses una nueva larga cambiada, manteniendo una promesa tan etérea como irreal, aunque en la seguridad de que no se le iba a exigir más de lo que ya se conocía.

El alcalde se trajo la confirmación de las obras que ya tiene en marcha del paso a nivel de El Puche y la restauración, también haciéndose, de la estación de Renfe.Poco más se puede añadir, pues hasta una posible cesión de este edificio al Ayuntamiento se ha pospuesto para mejor ocasión.

Hay quien puede ver la botella medio llena, pues se ha alcanzado una confirmación que hasta ahora no quedaba del todo clara con la llegada del nuevo gobierno. Y hasta puede que sea así. Pero a estas alturas del partido y cuando la provincia sale una y otra vez derrotada por aquellos que llegan al Ministerio, he de mostrar mi más profunda decepción porque ni uno ni el otro hayan sido capaces de ofrecernos hechos y, por una vez alejarse de las declaraciones de intenciones, tan bonitas y bien vestidas de cara a la pasarela de exhibición meditática, pero tan huecas y vacías si de realidad hablamos.

Lo cierto es que el año concluye sin los presupuestos del Estado aprobados, por lo que la posibilidad de que en 2019 se adjudiquen obras del AVE que un día -desconozco cuando al margen de la promesa de 2023- pueda estar terminado. Quedamos, como en otras muchas ocasiones, a la espera de la voluntad política de aquellos que ejercen el gobierno y del dinero necesario para su ejecución. Y por más que pretendamos avanzar en una línea de positivismo inmaduro, la realidad acaba cubriendo con su manto todo aquello que de ficción tiene esta película de secundarios y dejando dosis tras dosis o fotograma tras fotograma, un poso irredento de frustración que no podemos sacudirnos.

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