El arte de legislar

En mi mente, dos ejemplos de supuestos donde puede darse esa posibilidad de desigualdad concreta

Considerando un deber de todo Gobierno no autoritario facilitarle a su sociedad un ventajoso terreno de libertad efectiva e igualdad real sobre el que avanzar y siendo necesario para ello llevar a cabo una labor constante de detección de ámbitos donde aún exista margen de mejora en el reconocimiento de esa clase de libertad e igualdad, me uno a las voces que se alzan preocupadas por los efectos que para el género femenino biológico puede conllevar un ligero tratamiento del derecho a la autodeterminación del género. Y lo hago porque la disponibilidad de ese derecho entronca, directamente, con algo indisponible, el género como realidad biológica, lo que crea una relación muy delicada y compleja de abordar, y porque, pudiendo resultar apropiado, para lograr una regulación digna de alabanza, el establecimiento de supuestos en los que el ejercicio del derecho a la autodeterminación del género quedase supeditado a la realidad biológica porque, al descender al caso concreto de que se trate, esa igualdad que obliga a los poderes públicos a facilitar tal ejercicio puede acabar tornándose en desigualdad, ocurre que establecer exclusiones resulta contrario al propio derecho a la igualdad ante la Ley consagrado constitucionalmente. En mi mente, dos ejemplos de supuestos donde puede darse esa posibilidad de desigualdad concreta a la que me acabo de referir: El mundo del deporte y los establecimientos de reclusión. Sobre el primero, hemos tenido noticia de que la halterófila Laurel Hubbard, mujer transgénero que hasta 2012 compitió en categorías masculinas, va a competir en la categoría femenina en los próximos Juegos Olimpicos de Tokio y este hecho, pionero en la alta competición, está suscitando una intensa polémica en el deporte profesional dado que hay estudios, como el realizado por los científicos Emma Hilton y Tommy Lundberg, que, como recoge el diario El Pais en un artículo del pasado dia 28, informan de que la ventaja del rendimiento masculino en el levantamiento de pesas es del 30% y que, incluso cuando las mujeres tránsgénero suprimen la testosterona durante 12 meses, su pérdida de masa corporal magra, área muscular y fuerza, es de apenas el 5%. Laurel Hubbard, según el mismo artículo, está cosechando resultados mucho mejores en la categoría femenina que los que consiguió compitiendo en la masculina. Y, en relación con el segundo escenario, ha ocurrido que un delincuente sexual que se declaró mujer transgénero en juicio, Karen White, y que, por ello, fue enviada a cumplir su condena en una carcel para mujeres, ha sido acusada de agredir sexualmente a cuatro reclusas. Tras el juicio por estas nuevas agresiones, en el que reconoció dos de las cuatro, fue trasladada a una cárcel para hombres. Como dejó dicho Montesquieu, "una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa".

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