Más atención primaria

Los políticos deberán tener en cuenta que la voz del pueblo no sólo la de los que se manifiestan

Admiro, respeto y no envidio a los políticos honestos y eficaces (que los hay). Son un grupo más bien numeroso que realizan su labor y con la mejor intención buscan buscando el bien común sin alharacas, envueltos en el anonimato y tarados por todos aquellos que ni son honestos ni son eficaces (que por desgracia también los hay, y no necesito demostrarlo). Lo peor de su trabajo es que en bastantes ocasiones se enfrentan a graves dilemas y tienen que optar por una solución que no siempre puede ser salomónica. No es fácil decidir, dada la escasez de recursos ante la diversidad de peticiones. Añadamos al drama que algunas de esas peticiones, que tienen distintos grados de necesidad, pueden ir acompañadas de actitudes exigentes, y a veces virulentas e incluso acompañadas de una tremenda mala educación (por no decir groserías). Enfrente, otras peticiones carentes de medios para poner de manifiesto sus necesidades, y que pueden ser más urgentes aún que las de los primeros. ¿Es fácil para el político tomar una decisión justa? ¿Qué criterio debe utilizar para decidir? ¿Atender al que más chilla, al que parece tener tras de sí a un grupo más numeroso? ¿O tal vez a aquellos que más medios necesitan y que, sin tener a sus "clientes" agrupados, sino dispersos, solventan muchos más problemas del día a día? Ejemplo: movámonos en el ámbito de la sanidad. ¿Qué se debe atender antes, las demandas de las masivas y más que masivas manifestaciones de Granada por tener dos hospitales completos, con las grandes inversiones que requieren, además de las ya efectuadas? ¿O tal vez las necesidades de la atención primaria, expandida por toda la geografía andaluza, en pueblos y ciudades, que prestan un gran servicio día a día y con carencia de medios materiales y personales, pero que no pueden exhibir sus necesidades precisamente por su dispersión? La respuesta más fácil y que escucho con cierta frecuencia es decir que se aumenten los recursos, que en los presupuestos se dedique más dinero a la sanidad. Si todo fuera así, seguro que, de tenerlos, se podrían aplicar y no habría que decidir a favor de nadie porque todos podrían ver satisfechas sus necesidades. Pero no los hay. En todo caso, los políticos deberán tener en cuenta que la voz del pueblo no es solo la de los que se manifiestan; también está la voz de los que no se oyen, la voz de los que no tienen voz, que también son "pueblo". Pueblo que necesita con callada demanda. Son los "clientes" de la atención primaria.

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