El último eslogan lanzado por la Junta es que ya se ha producido el cambio en el modelo productivo de Andalucía, porque exporta más aeronáutica que aceite de oliva. El lema lo sacó el consejero de Economía y lo ha repetido esta semana la presidenta en los fastos del 28-F, tanto en el Maestranza como en la fiesta mitin de su partido. Se vende como un éxito una frustración. El avión es la última moda del Gobierno andaluz. La propia Susana Díaz, para presumir de que Andalucía se abre un hueco en este sector, viajó en junio a París al Salón de la Aeronáutica.

Allí dijo que esta industria representaba el 1,61% del PIB regional. Acababa de rebajar a la quinta parte la cifra deslizada por el consejero en una visita a Airbus en enero, donde aseguró que la aeronáutica suponía el 6,3% del PIB andaluz. Ese 1,61 quizá también es exagerado, al comparar facturación con PIB, dos conceptos heterogéneos. A la facturación hay que descontarle el coste de los componentes para establecer el valor añadido. Lo contrario sería sumar facturación agregada e inflar las cuentas. La contribución real del sector al PIB regional debe ser menor que la ofrecida en París.

La Junta ha anunciado un año récord de exportación de la industria aérea regional en 2017, con 3.293 millones de euros. Hay que alegrarse de que un sector industrial puntero tenga semejante auge en Andalucía. Y calcula en 2.961 millones las ventas exteriores de aceite de oliva. En todo caso, la impostura está en la afirmación del eslogan más que en los números.

Esto no significa un cambio del sistema productivo; al contrario. Andalucía es el primer productor mundial de aceite de oliva: representa casi el doble que Italia y Grecia juntas y sin embargo es un peso pluma en marcas internacionales. Exporta el 80% a granel, con gran pérdida de valor añadido. Y domina la marca blanca en lo que sale embotellado, con nueva merma de rendimiento. La región supone la cuarta parte de la producción final agraria española, pero sólo el 14% en la industria agroalimentaria nacional. Mientras Cataluña con el 10% de la PFA española ocupa casi la cuarta parte de la agroindustria.

Con el mismo fervor que al avión, la Junta debería fomentar la industrialización olivarera, el embotellado, la creación de marcas, la exportación. Y ayudar a la concentración de empresas, a una promoción exterior continuada y profesional. La mitad de los municipios de Andalucía tienen como primera industria el olivar, con 850 almazaras de gran capacidad. Andalucía no es Flandes, que pasó de la vaca al microchip; es una primera potencia agrícola europea. Si tuviese un peso agroalimentario similar al de su producción agrícola generaría 50.000 empleos más y miles de millones de PIB suplementarios. Y eso sí que sería un cambio verdadero del sistema productivo. Con este panorama, alardear de que el avión supera al aceite de oliva resulta una ingenuidad.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios