TORRE DE LOS ESPEJOS

Juan José Ceba

La barahúnda del mercado

EL mercado de Albox me fascinó durante el tiempo de mi infancia. Cada martes, el escenario era el mismo, las campesinas conocidas -con sus verduras y frutas recogidas al amanecer- en sus sitios de siempre, y los vendedores, con sus insólitas mercancías, en sus puestos habituales. Todo parecía regirse por un orden y una armonía establecida. Pero era pura apariencia. Porque, una vez que aquel teatro fabuloso se ponía en movimiento, y entrabas en la barahúnda de sus calles de tenderetes, lo nuevo surgía como revelación sorprendente, los descubrimientos de gentes y elementos insospechados se sucedían, hasta dejarte absorto frente a una cara, un hecho, o una actuación vivísima y espontánea.

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