La buena comunicación

La comunicación en prensa, hace posible que podamos informarnos y formar nuestra propia opinión de forma plural

La buena comunicación empieza por uno mismo. Solo cuando nos sentimos bien podemos mejorar con la comunicación el bienestar de los demás. El diálogo interior con uno mismo es la mejor práctica de los buenos comunicadores". Comunicar es una actitud simple pero difícil de aprender. Es una forma de ser, una forma de amar.

El pasado día 23 fue San Francisco de Sales, patrono de los periodistas y el día 25, La Conversión de San Pablo, patrono de los publicistas. Los publicistas nunca podrán estar de acuerdo con aquello que escribió Raymond Chandler: "el ajedrez es la forma más complicada de desperdiciar la inteligencia humana que se puede encontrar en cualquier parte, con excepción, de una agencia de publicidad", lo cual les parece -como a cualquiera que conozca el mundo de la publicidad-, como es lógico, una barbaridad, una injusticia, pero, en cambio sí coincidirán con Aldous Huxley en que "es más fácil escribir diez sonetos pasablemente buenos que un solo anuncio eficaz".

La "prensa canallesca" es una expresión acuñada por algunos jerarcas del franquismo moribundo para mostrar su malestar y rechazo ante los intentos de la amordazada prensa de la época para informar de lo que pasaba en la España de finales de la dictadura de Franco; a estos fascistas no les gustaba que los lectores de periódicos pudieran recibir información sobre huelgas, manifestaciones y otras muestras de que el país se movía en una línea, la democracia, y ellos, los que mandaban con puño de hierro, estaban anclados aún en el clima bélico de su "guerra" ganada a sangre y fuego.

La comunicación en prensa diaria, hace posible que podamos informarnos y formar nuestra propia opinión de forma plural y libre, con artículos y noticias de contrastada calidad. La publicidad se beneficia del prestigio de estos medios que aportan a las marcas credibilidad y un entorno cualitativo en el que exponer las ventajas de sus productos y marcas ante un público heterogéneo y con poder adquisitivo.

Los periodistas tocados por el deber de informar y los publicitarios dedicados a persuadir no son tan distintos, observarán muchas veces a los primeros tratando de persuadir y a los segundos solo de informar. Como decía Andy Warhol -que de publicidad sabía un rato-, "comprar es mucho más americano que pensar", una máxima exportable a otras muchas latitudes.

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