La esquina
José Aguilar
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De Me decían mis padres, antes de ir a estudiar a un internado fuera de aquí, que lo más importante para trabajar era ser buena persona, que las habilidades laborales y la formación se adquirían… Yo también prefiero a las buenas personas, quizás porque la vida es más fácil con ellas: menos crispada, más amable, más tranquila, más solidaria, más empática, más de todo lo bueno. La vida se pintaba de todo aquello que nos enseñaban en la infancia. Hace ya un tiempo, Carles Francino, periodista de la Cadena Ser charlaba con su hijo actor y reflexionaba sobre ello, en cómo el mundo estaba dividido en buena gente, menos buena y en lo peor, y dejaba un mensaje que había transmitido a su hijo como regla fundamental para funcionar en la vida, ser buena persona. Él mismo reconocía la ambigüedad del concepto, pero creo que es un término que se entiende al vuelo. No hace falta ser un iluminado por el Altísimo para captar y entender su personal significado.
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