El callejón del gato

Un busto a Perceval

Hoy celebro que el PP eleve a Jesús de Perceval el busto que le negó en aquella hora

No soy amigo de mirar por el espejo retrovisor para rememorar el pasado. Me interesa más vivir el presente apreciando, cada día, lo que la vida me ofrece. Pero una noticia que he leído esta semana me ha traído a la memoria una asignatura pendiente que no pude superar cuando fui concejal de Cultura por el PSOE en la etapa del alcalde Fernando Martínez. La noticia se refiere a una actuación del Ayuntamiento en el espacio que se ha liberado, creando una plaza, junto a la calle Trajano y que consiste en la retirada de una escultura, reprobada por los vecinos, para sustituirla por un busto de Jesús de Perceval. Ni que decir tiene que ya era hora de que se le rindiera un homenaje al que, sin retrasar a nadie, fuera el pintor más sobresaliente de los que formaban el grupo Indaliano y uno de los más grandes artistas almerienses del pasado siglo. Por arraigo a su tierra y por la teoría según la cual lo provincial no es sinónimo de inculto, nunca tuvo la tentación de abandonar Almería para divulgar su obra, a pesar del reconocimiento que obtenía de la crítica allá donde fuera expuesta (Madrid, Múnich, Roma, París). Probablemente, si se lo hubiera propuesto, su figura habría alcanzado una proyección nacional, pero no parecía que le importara mucho la fama según lo veías paseando plácidamente, o en animada tertulia en la terraza del viejo Café Colón. Como dije, una de las iniciativas que no pude culminar en mi etapa de concejal fue, precisamente, colocar en Almería un busto de Jesús de Perceval. Expuse el proyecto en el equipo de gobierno socialista y lo recibieron todos con verdadero interés. En cuanto a la ubicación, acordamos erigirlo en la plaza de los Derechos Humanos, muy cerca de su domicilio. A continuación me reuní con un grupo de indalianos para darles la noticia y hacerlos partícipes del homenaje a su fundador. Mantuvimos varias reuniones donde se aportaron ideas. Todo iba bien hasta que sometí la propuesta a los grupos de la oposición en Comisión Informativa para su posterior aprobación en el Pleno. Se opusieron sin mayores contemplaciones. Ingenuo de mí que no esperaba la utilización de la Pinza que formaban el PP, IU y PA, en un asunto propiamente almeriense sin connotaciones políticas, pero estaba claro que su único objetivo era destruir en el Pleno cualquier iniciativa del PSOE. Hoy celebro que el PP, que gobierna en el Ayuntamiento, eleve a Jesús de Perceval el busto que le negó en aquella hora.

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