República de las Letras

A 2 caÑas por hora

Dicen que en los bares se va a tener que beber la cerveza a 2 cañas por hora: mejor en mi casa, que nadie me mete prisa

Dicen que los bares de Almería quieren implantar una nueva norma: que quien quiera ocupar una mesa tiene que pedir por lo menos dos cañas cada hora. Caramba, qué listos son. Desde ahora, si eso tiene éxito, tienes que beber cerveza por un tubo -nunca mejor dicho- si quieres estar tranquilamente sentado en una terraza. Hagan la cuenta. Reunión familiar o de amigos, pongamos que 4. 8 cañas por hora, a 3 euros la caña, para redondear, 24 euros. Tres horas de reunión, 72 euros, más las tapas extras, el refresco del niño, la media ración... Unos 100 euros todo. Si hay 10 mesas, 1000 euros. Eso, tres horas a mediodía y otras tres por la noche, o sea, 2000 euros. Al mes, dado que en verano todos los días puede haber lleno, 60000 euros. Solo la terraza, que la barra va aparte. Si de ahí el beneficio es el 20%, el dueño del bar se lleva a casa cada mes unos 12000 euros. Claro, ante eso, se acabó la reunión de amigotes eterna, las largas conversaciones, la charla despreocupada, porque hay que estar mirando el reloj, no sea que consumamos menos de lo que marca la norma y el dueño nos llame la atención: oigan, o beben o me desalojan la mesa. Y es que eso de ir de bares, de cañas, de vinos, se está poniendo cada vez más difícil. Ya comenzaron a poner suplementos para algunas tapas, cosa insólita en Almería, donde el tapeo es una de las tradiciones a conservar y un gran reclamo turístico. La tapa gratis era nuestro signo distintivo, y han acabado copiándolo en casi toda España. Yo, cuando pusieron lo del suplemento, comencé a seleccionar los bares a los que no ir. A mí eso de pagar la tapa es que me puede, oiga. Lo mismo que esperar mesa. No comprendo cómo, con la panzada de bares que tenemos en Almería, hay quien espera una hora al solitrón a que se desocupe una mesa. Parece que lo de hacer cola nos gusta, hasta para tomarnos unas cervezas. El colmo del masoquismo cervecil, vaya. Luego, con la pandemia, había que reservar mesa con antelación, y si no tenías reserva, ni se te ocurriera entrar. Eso de pasar por la puerta y decir, hombre, vamos a tomarnos unas cañas aquí mismo, que ponen unas tapas muy buenas, se acabó. Y todavía en muchos bares hay que reservar. Pero para reservar tienes que apuntarte a por lo menos una o dos raciones, que, si no, al tío no le sale rentable. Total, que mejor en casa. Ahí no hay quien me meta prisa y puedo beberme la cerveza a mi aire.

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