Crónica Personal

La caja b

A Pablo Casado y su equipo les llega la sentencia condenatoria cuando del antiguo PP sólo queda la sede

Ayer Pablo Casado comprobó en su propia piel que los brazos de la justicia son largos. Lentos pero largos, y con frecuencia golpea a quienes ya no tienen nada que ver con la causa que se investigaba desde hacía años.

La Sala de lo Penal ha condenado a Bárcenas a dos años de prisión y multa por pagar en negro a la empresa constructora que se encargó de la reforma de la sede del PP. En la sentencia aparecen dos palabras que suenan como un mazazo en la cabeza de los dirigentes del partido: "Contabilidad B". Dos palabras que han perseguido a las antiguas cúpulas del PP, las de Aznar y Rajoy, y que leídas en un texto judicial son demoledoras.

La sentencia merece ser leída. Incluye un dato que sin duda va a provocar debate: en los llamados "papeles de Bárcenas", en los que el ex tesorero escribía los ingresos y las supuestas entregas de dinero, "en una parte sí son reales". Sería importante cuáles no lo son, o no han podido ser confirmadas, entre otras razones para saber quiénes aceptaron pagos o hicieron donaciones en dinero negro.

A Pablo Casado y su equipo les llega la sentencia condenatoria cuando del antiguo PP sólo queda la sede. A lo mejor por eso Pablo Casado quiere desprenderse de ella y hace meses que busca la manera de venderla o alquilarla para comprar o alquilar un nuevo edificio. Aunque la sombra de la corrupción no se borra haciendo desaparecer una sede, sino con medidas expeditivas que, bien o mal, ha tomado Casado desde que fue elegido presidente. Lo de mal viene porque se ha deshecho de dirigentes que nada tuvieron con la corrupción, aunque hubo en el PP quienes insinuaron que era conveniente quitarlos de en medio.

El PP pena los errores cometidos, que en muchos casos fueron delitos. Pero esa misma justicia ha determinado sin embargo que otros no lo fueron, aunque las absoluciones apenas tuvieron eco. Desde luego, mucho menos que las llamadas "penas de telediario".

La corrupción, para vergüenza de los españoles, ha sido frecuente en el mundo político. En todos los grandes partidos, aunque unos han salido mejor parados que otros, sobre todo mediáticamente. A Rajoy le costó el gobierno, a través de una moción de censura basada en una acusación de corrupción que nunca ratificaron los tribunales. Respecto al PSOE, es bastante generalizada la opinión de que en los ERE andaluces gente importante se ha ido de rositas. En cuanto a Podemos… mejor no mencionarlo. Algún día se conocerán de verdad sus cuentas.

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