J. M. Marqués Perales

jmmarques@diariodecadiz.com

Una camada que crece, pero no madura

Esto del PP es como la pugna que reventó en el PSOE el 1 de octubre de 2016 en la calle Ferraz, pero con acusaciones de corrupción

La antecesora de Isabel Díaz Ayuso debate a eso de las dos de la tarde con Rosa Benito sobre las reyertas de Rociíto y la familia Mohedano; así ha terminado Cristina Cifuentes, otrora lideresa del PP de Madrid con ambiciones nacionales y ahora especialista en temática chipionera en un programa de televisión. Susana Díaz está en otro nivel. Distinto, ni arriba ni abajo, un destino esclarecedor de la naturaleza de quien se suponía iba a salvar a España de Podemos y de Rajoy. Podríamos culpar a la televisión de tratar a sus actores con el ahínco de una picadora de carne cruda, pero ahí está el contraejemplo de Albert Rivera, otra esperanza caída y que en vez de dedicarse a comentar las aventuras amorosas de Antonio David, le puso precio a su agenda. Su ego no lo tiene.

No es culpa de la televisión ni de la política, sino de una camada de dirigentes que se crió en los privilegios de la cosa pública y quedó ignorante de la vida real. No es que se forrasen, sino que se acostumbraron a una vida de pequeñas prebendas y demasiados honores. Se ha señalado en muchas ocasiones a Nuevas Generaciones y Juventudes Socialistas como escuelas de futuros irresponsables, políticos artillados con feroces colmillos sin sentido ni del Estado ni del partido ni de sus ideologías. He visto muchas cosas en muchos congresos, algunas vergonzosas, algunas que no he contado, pero lo que ahora se constata es que la camada ha llegado a crecer en tamaño y edad sin lograr una madurez intelectual apta para el juicio del gobierno.

Ésa es la naturaleza humana que explica lo que está sucediendo en el PP. Cuando Casado se hizo con el liderazgo, el partido estaba lastrado por un problema de corrupción estructural, de ahí que hasta anunciase que iba a vender la sede de la calle Génova, pero le ha derrotado la prisa, el escaso acierto de los colaboradores y la inmadurez para lidiar con Díaz Ayuso. ¿Cómo puede ocupar Ángel Carromero un cargo en alguna administración sana? Un tipo que metió a España en un lío diplomático con Cuba por irse a apoyar a unos anticastristas que acabaron accidentados y muertos en el coche que conducía sin carné. Era hasta hace unas horas el director general del alcalde de España.

La presidenta de la Comunidad de Madrid es una candidata magnífica, pero es sólo una estrella mediática, valdría para esto o para suceder a Cifuentes, el carisma no garantiza la aptitud del gobernante. Esto del PP es como la crisis del PSOE que estalló en la calle Ferraz el 1 de octubre de 2016, pero con acusaciones de corrupción. Uno de ellos morirá. O ambos.

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