Mi próximo articulo sirva como homenaje a unos profesionales que desde años llevan a gala su profesión de cantero, pues desde la Antigüedad Clásica; incluso al final de la Edad Media nos consta que no se empezaban los trabajos de cantería, hasta que no recibían la bendición en nombre de Dios y de las buenas costumbres; dentro de esta profesión, también había que distinguir entre cantero y minero; el primero, a base de martillo y cincel, elaboraba y trataba al hilo los bloques que se obtenían en la cantera, el segundo, por el contrario se dedicaba a sacarlo en bruto, por cierto; he recurrido a la Historia Oral y he conversado con Carmen Almansa Duarte, esposa de Enrique, un cantero curtido en los años difíciles de la profesión, a la que me unía una gran amistad, recientemente fallecida y a la que dedico, haya donde este, un beso. En nuestra conversación, me manifestaba como los canteros amarrados y sentados sobre haces de leña se colgaban de las paredes de la cantera para llevar a cabo su labor; pero no solo de este trabajo duro y que presentaba muchos peligros, vivía el cantero; esto dependía de la estación del año y la cantidad de agua disponible, dedicándose a la cantera o a la fábrica, ya que esta última necesitaba más agua y en verano escaseaba, también dedicaba cierto tiempo a labores agrícolas, entre ellas a veces a cultivar algún bancalillo de su propiedad después de haber cumplido con la jornada laboral. En realidad todo aquel que quería ser marmolista, tenía que empezar por aprendiz, haciendo durante un año fregaderos y morteros, incluso tenían que llevarle las herramientas y el agua a los maestros canteros, podemos recordar aquel dicho de "De chiquitos hacemos morteros, una vez grandes, vamos al fregadero y de media edad subimos a la cantera y nos ganamos el jornal"; con lo cual tengo que decir que estaban muchos más valorados otros oficios como eran los peones y carreteros, en este primer oficio se cobraba, estando formados por personal que no era del pueblo, o al menos la inmensa mayoría no, con condiciones muy desequilibradas; por otra parte la profesión de carretero, destacaba con los apellidos Segura y Sabiote, se ganaban bien la vida y procedían de Cuevas del Almanzora y de Lorca, pero por el contrario era una profesión muy sacrificada, ya que se levantaban a media noche, para que los bueyes estuviesen por la mañana en la cantera, cuestión esta que era un impedimento para la convivencia conyugal; por otra parte tenemos a los encargados, nombrados por los empresarios, estos gozaban de escasa popularidad entre los obreros. Pues bien, con esto finalizo este trabajo, ya que el espacio es oro en prensa, pero no sin antes decir que se consideraba una desgracia aquel hijo que no era capaz de aprender el oficio (Cantero), considerado de cierto prestigio y que le daba un alto estatus social de artista.

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