Da a igual el motivo. El caso es poder salir en los medios de comunicación quejándose de algo que ha hecho el contrario. Da igual de qué partido sean los reclamantes y los reclamados, da igual qué razón le asista al quejoso, da igual que algún tiempo atrás el protestón haya hecho lo mismo que el actual protestado; quien, a su vez, también protestó, faltaría más. Ejemplos recientes: Bildu hace una declaración medio a favor de las víctimas de ETA; al día siguiente dice que van a conseguir la liberación de los doscientos presos etarras que quedan en las cárceles a cambio de votar a favor de los presupuestos del Gobierno, cosa que Pedro Sánchez desmiente. Pero, nada, la derecha se cree lo que dice Bildu y no lo que dice Sánchez: pajarraca montada para una temporada.

Casado no le concede ninguna credibilidad a Bildu, salvo cuando dice lo de presos por presupuestos. Y así, todos los medios afines al PP y a Vox asumen el argumento de Otegui, calentando al personal, por si no estaba bastante caliente ya. En otro extremo del espectro (fantasma) político, Podemos va a denunciar judicialmente a la presidenta del Congreso por prevaricación, que es dictar a sabiendas una resolución injusta. Si acatar un fallo del Tribunal Supremo es prevaricar, que venga Catón y lo diga.

A escala mucho menor, en la capital de esta provincia una concejal ha echado pestes de la decisión del alcalde de derribar el edificio de Correos. Vamos a ver: el edificio está infestado de aluminosis, con el peligro de caerse a pedazos cualquier día. Además, es un adefesio que se hizo en los setenta para sustituir a otro mucho más decente y presentable, derribado junto con el Kiosco de la Música. ¿Qué es lo que pretende con su queja la edil aparte de darle por saco al enemigo? ¿Lo habrá confundido con el Partenón? ¿Querrá que la Junta lo declare Bien de Interés Cultural?

Manda huevos, que dijo Trillo. Lo que tiene que hacer un político para que lo saquen en el periódico y le incluyan una cuña de quince segundos en los informativos locales. Y lo hace, con razón y sin ella. Como lo legionarios, cuyo Credo establece: "A la voz de 'A mí la Legión', sea donde sea, acudirán todos, y con razón o sin ella defenderán al legionario que pide auxilio". Desde luego, no es lo mismo acusar de prevaricación a un alto cargo del Estado, que proteger un edificio con aluminosis, pero el fondo de la cuestión es que hay que "peer en botija" para que resuene. Con razón o sin ella.

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