El callejón del gato

Sin un centro derecha

Para rematar la faena nombra portavoz en el Senado a Javier Maroto, un individuo al que no votaron sus vecinos de Álava

Tengo amigos a los que considero de centro derecha que por su comportamiento y sus formas no los identifico con quienes, en estos momentos, lideran el PP. Por supuesto que es una percepción subjetiva, pero si le damos un repaso a la trayectoria de la derecha en los últimos tiempos, hay datos que sustentan lo que pienso. Durante muchos años el PP consiguió aglutinar bajo sus siglas a toda la derecha, donde hacían causa común desde sucesores de la desaparecida UCD hasta nostálgicos del franquismo con el único objetivo de formar una mayoría capaz de impedir que gobernara en España un partido socialista, razón suficiente para cerrar filas aparcando las diferencias. Con la aparición de Cs adoptando un discurso de centro derecha muchos se vieron representados por el partido de Ribera y optaron por seguir a una nueva derecha sin las ataduras del pasado. Su aparición en el Congreso en las elecciones de 2015 con 40 diputados fue espectacular, ningún partido sin representación parlamentaria había conseguido introducirse con esa fuerza. En febrero de 2016 Ribera firmó un pacto con Pedro Sánchez para "un gobierno reformista y de progreso" que no prosperó pero consolidó a Cs como el partido de centro derecha que España necesitaba y en las elecciones de abril 2019 obtuvo 57 escaños. Su futuro era prometedor y no percibo qué intenciones tendría Ribera para abandonar la ruta y retroceder hasta cerrar filas con la derecha más radical en el escenario de la Plaza de Colón. En noviembre del mismo año se repitieron las elecciones y el Cs cayó en bancarrota con sólo 10 escaños. Está claro que se frustraron las expectativas de los que apostaron por una derecha sin vínculo alguno con la dictadura de Franco de la que fue ministro el fundador del PP Fraga Iribarne. Y dentro del PP, quien lo dirige, Pablo Casado, no representa a la militancia de base que apostaron por Sáez de Santamaría, sino al aparato del partido con el visto bueno de Aznar. Para rematar la faena nombra portavoz en el Senado a Javier Maroto, un individuo al que no votaron sus vecinos de Álava, y portavoz del Congreso a Cayetana Álvarez de Toledo que solo consiguió dos diputados de los treinta y dos que corresponden a Barcelona. Con el fracaso de Cs y un PP controlado por una minoría sin el apoyo de las bases, pienso que habrá un centro derecha huérfano que hoy arrimaría el hombro para combatir al COVID-19, en lugar de utilizarlo como una lanza venenosa contra el Gobierno.

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