La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

La chuchería del bono cultural

El bono cultural de Sánchez resulta profundamente injusto: lo mismo recibirá el hijo del banquero que la hija del parado

El esperpento de un Consejo de Ministros que aprueba una ley de vivienda antes de tenerla redactada, con ministras y vicepresidentas con competencias en la materia esperando en la antesala del Consejo a que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz la pacten para aplaudir -es literal, no metafórico- la buena nueva y anunciándola al público antes de aprobarla y antes de informar a los propios negociadores de cada bando, culminó con Sánchez apropiándose y vendiendo una idea que es de Díaz.

Esta idea es el bono cultural, que será una ayuda de 400 euros que recibirán todos los jóvenes españoles que en el año 2022 cumplan 18 años. Casualmente sin duda, es cuando alcanzarán la mayoría de edad y tendrán derecho a voto en las elecciones. Son más de 450.000 los muchachos y muchachas que van a beneficiarse de esta iniciativa, vigente en Francia e Italia con resultados variados. Ya está presupuestado: costará a los ciudadanos unos doscientos millones de euros.

La vicepresidenta reivindicó el jueves para Podemos la iniciativa del bono y anunció sus detalles para los próximos días, pero el presidente le reventó la primicia informando de lo sustancial horas después desde Eslovenia. ¡A bueno le iba a disputar Yolanda la difusión del acontecimiento y los beneficios directamente electorales del mismo! Casi medio millón de posibles votantes en víspera de elecciones (en España siempre vivimos en vísperas de elecciones).

El único requisito para cobrar la subvención es cumplir 18 años durante 2022. O sea, que el bono es profundamente injusto. Como cualquier ayuda indiscriminada. Lo mismo irá al hijo del banquero que la hija del parado. ¿Qué tiene eso de progresista? Y la única condición es que se destine a gasto cultural, a comprar libros, ver cine o acudir al teatro, a la música o la danza. Todo lo que sea patrimonio o actividad cultural entra en el ámbito de inversión del bono. Bueno, todo no. El patrimonio cultural que significan los toros, según varias leyes en vigor, quedará fuera de juego. Se podrán gastar los cuatrocientos euros en videojuegos y cómics -y seguramente pasará-, pero no una parte en una incómoda localidad de tendido de sol de la plaza del pueblo. Hay que priorizar los sectores culturales que deben beneficiarse del bono, precisó la ministra de Hacienda. Los toros ya han sido anatemizados por crueles y sanguinarios.

Sin duda casualmente, el bono se regala a todos los nuevos votantes. Enhorabuena.

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