El circo

Sin estruendos de fieras ni dramáticos desenlaces de domador el hipopótamo es grabado por móviles

En un circo barojiano de jefe de pista barrigón con mostacho un hipopótamo se escapa haciendo alarde de pacífico pastar en una rotonda céntrica cercana a un centro comercial. Sin estruendos de fieras ni dramáticos desenlaces de domador el hipopótamo es grabado por móviles y ampliamente difundido por las redes llegando a niveles nacionales y telediarios sobrepasando el mero y anodino hecho de que Pipo (así se llama el hipopótamo) sólo ha salido a dar una vuelta sin hacer daño a nadie. Es más, sus dueños y protectores le han llamado como se llama a un niño pequeño cuando se aleja más de la cuenta de los padres. Le dicen, Pipo, Pipo, ven aquí y Pipo obediente regresa sabiendo, como los niños, que con sus padres, en este caso sus dueños y protectores, está seguro. No ha habido carreras locas barojianas de público aterrado, no ha habido oso, león o tigre que devora cruel al domador, no se han colado dos niños por debajo de las telas, ni ha muerto la madre de los niños, pisoteada por la barahúnda que corre con pavor. Simplemente el hipopótamo ha vuelto a su circo y ya está. Pero las noticias que no son noticias se convierten en noticias gracias a la insalubre repercusión de los tontos aparatos y los medios, ávidos de tonterías sin importancia, desatando la iras y tormentas, tan necesarias hoy en día. Pronto los cielos se cubren de iracundas reacciones y los protectores de todas las especies menos la humana ven el cielo abierto para cubrir su cuota de presencia en los medios. Los animales maltratados, claman, por dueños explotadores y crueles, que no cuidan bien a los cuadrúpedos, a los mamíferos, a los felinos, a los paquidermos. Desatemos la protesta mundial, rasguémonos las vestiduras, rompamos jaulas y cadenas, luchemos por nuestros ideales con furia y destrucción. Pipo, ajeno a esta polémica y a su fama nacional pasta ahora bien encerrado y cuidado. El Ayuntamiento, que supuestamente dio un permiso para la instalación del circo y revisó que todo estaba en regla, ahora, con los vientos desatados inspecciona, sanciona, precinta y apremia. El mundo tonto de los sucesos intrascendentes vuelve a su afán y busca desesperadamente otro suceso idiota para seguir palpitando en su ritmo hecho de frenesí y estulticia. Lo más interesante del día: un hipopótamo ha salido de su jaula, ha dado un paseo y luego ha vuelto a su jaula. Gracias por sacarnos del aburrimiento, Pipo.

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