República de las Letras

De cobras y zascas

Un zasca es un corte, una respuesta inapelable, un argumento irrebatible, un dejar sin palabras al contrincante

Vaya semanita, la pasada! Todas las televisiones, las redes sociales, los periódicos…, todo el mundo pendiente de la hipotética cobra de Bisbal a Chenoa en el concierto de OT el Día de los Santos. Ni nuevo gobierno ni nada: que si hubo cobra, que si no la hubo...; que si no era intención de Chenoa lo del beso, que si ella sí quería y fue Bisbal el que ni se dio cuenta… Que estaba ensayado, luego hubo cobra. Que ni lo ensayaron ni nada. Que si Chenoa anda todavía coladita por el almeriense. Que si esto. Que si lo otro… ¡Vaya semanita con la dichosa cobra! Hacerle a uno la cobra es pasar de uno, dejarlo plantado, darle un corte, tratarlo con indiferencia cuando se va a hacer algo. Es una de esas palabras que se ponen de moda por un tiempo, incluso años, provenientes del ámbito juvenil-adolescente-estudiantil y que acaba usando todo el mundo. A comienzos de los 70 fue "¡Voy p'allá!", exclamación que lo mismo denotaba sorpresa que aviso de una acción o señalamiento de una exageración. ¡Voy p'allá!, podría haber clamado Albert Rivera a la vista del nuevo -no tan nuevo- gobierno de Rajoy. Muy poco antes se había impuesto ya la palabra "ligar", que se ha quedado en el habla coloquial definitivamente y que sustituía a enrollarse y, peor, liarse -en sentido amoroso, se entiende-. Ahora, las redes sociales difunden mucho más rápidamente las nuevas palabras. Unas se quedan y otras no. Esta de la cobra, no creo que dure mucho. O sí, a la vista del pábulo que se le ha dado a la palabrita esta semana con el famoso beso no nato entre Chenoa y Bisbal.

La otra palabra que hace furor en las redes sociales ahora es zasca, con su aumentativo zascazo. Un zasca es un corte, una respuesta inapelable, un argumento irrebatible, un dejar sin palabras al contrincante dialéctico, cosas así. Un zasca no es un morrillazo, es un corte seco a degüello, un navajazo directo a la yugular. Por ejemplo, lo de Susana Díaz y los barones del PSOE, animados por Felipe González y, según dicen algunos medios de información, Cebrián y otros, a Pedro Sánchez. Un zasca fue también lo de Gabriel Rufián al grupo parlamentario del PSOE. Pero hay cobras y cobras, zascas y zascas. La cobra de Bisbal y Chenoa les viene bien a ambos para vender discos, ahora que es época de nuevos lanzamientos. El zasca a Pedro Sánchez, sin embargo, ha puesto un límite a nuestra democracia: el del mantenimiento del status quo.

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