El color de la carne

La publicación que ahora presentamos es la primera que aborda la totalidad de esta serie histórica

A LO largo de la década de los sesenta, Pérez Siquier trabajó en varios encargos como fotógrafo asociado a la Sección de Publicaciones del Ministerio de Turismo. Sus imágenes, tanto en blanco y negro como en color, tomadas en diversos lugares de la geografía patria, ilustraban las guías, folletos y carteles que el citado ministerio editaba para difundir y consolidar el sector turístico español. Desde finales de los sesenta, Almería empezaba a establecerse como destino preferente de extranjeros que buscaban tostarse al sol de sus espectaculares playas. Coadyuvaba a ello la nueva moda de los vuelos charter, que propiciaron una invasión de cuerpos, cada vez mayor, en un paisaje hasta entonces deshabitado. Fotografiando los paisajes de las costas almerienses para satisfacer sus encargos, Pérez Siquier descubrió un tema nuevo, impactante y fascinante, que hasta entonces le había pasado desapercibido. Aquella insultante exposición, sin pudor alguno, de centenares de cuerpos heridos por los inmisericordes rayos del sol, se reveló ante él como una provocación visual a la que era imposible sustraerse. Esta carnicería, enmarcada por el color del mar y el de la arena, junto con los multicolores motivos de bañadores, hamacas, toallas y demás objetos de este nuevo mundo consumista, constituían un elenco de formas y colores inigualables, una verdadera apoteosis estética sobre la que un ojo cursado en aventuras decidió levantar acta. Se pertrechó entonces, a partir de 1972, de dos cámaras; una para las fotografías de los encargos y otra -la Rollei de medio formato con diapositiva en color de 6x6- para el trabajo personal de La Playa, en el que se ocupó, con avidez inagotable, el resto de la década. La publicación que ahora presentamos es la primera que aborda monográficamente la totalidad de esta serie histórica, uno de los grandes clásicos de la vanguardia europea fotográfica en color. Se han digitalizado las diapositivas originales, ochocientas cincuenta, con la máxima bondad que la tecnología permite. Junto con el autor, respetando siempre su criterio estricto de calidad, hemos seleccionado una tercera parte de todo este elenco visual, que ahora presentamos para gozo de los fotógrafos y aficionados. El ochenta por ciento de las imágenes aquí reproducidas son totalmente inéditas; se muestran por vez primera al mundo. Este hecho nos produce una enorme satisfacción, la que conlleva siempre la seguridad de haber desvelado un tesoro oculto.

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