República de las Letras

Que se confinen ellos

Cuando el Gobierno decretó el confinamiento acaté con disciplina: yo hice mi parte; ahora, que se confinen ellos

Cuando todo esto empezó, cuando comenzó a sonar el nombre de Wuhan, una ciudad ignorada de China, ya avisé en mi entorno de que lo del coronavirus podía ser grave. Pero la verdad es que no podíamos imaginar cuánto. Mi generación, la de mediados del siglo XX, no teníamos ninguna referencia de la última pandemia conocida, la Gripe del 18. Nuestros padres no nos habían hablado de ella porque tampoco tenían referencias, recuerdos, como sí los tenían de la Guerra Civil y de la II Guerra Mundial. Pero es que nuestros abuelos, nacidos alrededor del 1900, por lo tanto ya adolescentes cuando la llamada Gripe "Española", tampoco la recordaban. Evocaban mucho mejor la que denominaban Guerra de Melilla -mi abuelo materno estuvo en la batalla de Annual-, muy poco la Primera Mundial y nada la famosa Gripe que provocó en el mundo más muertes aún que ésta. Por eso nadie podía sospechar que el virus que surgía en aquella ciudad ignota de Wuhan, en la lejana China, nos podía afectar tanto como lo está haciendo. Nuestras referencias históricas no alcanzaban a ser transferibles a la situación actual. La Historia se ha enseñado en España mal, incompleta y parcial. Aún en los 80, me sorprendía que se acabara de enseñar la materia cuando se llegaba a la Revolución Francesa, pues nadie se atrevía a meterse en el berenjenal de enseñar, no ya el siglo XIX, sino, y sobre todo, el siglo XX, en aquel ambiente todavía franquista. Y así nos va ahora: la pandemia, incontrolada; los políticos, cobardes, incapaces de tomar las medidas adecuadas; una parte de los jóvenes, que quiere "vivir la vida", sin ninguna conciencia del mal que tenemos encima; la derecha, anteponiendo la economía a la Salud de los españoles, etc., etc.

Pues bien, a pesar de todo esto, cuando el Gobierno decretó el primer confinamiento, yo lo acaté y me confiné con toda disciplina y responsabilidad social en aras de mi salud y la de los míos. Me pareció que Pedro Sánchez fue muy valiente al adoptar aquella radical medida y correspondí. Pero luego acortaron la desescalada porque venía el verano y ahora aquí estamos: vamos a perder también la Navidad y la Semana Santa porque unos desaprensivos no acatan las medidas o no se creen la pandemia. Ah, pero a mí ya no me pillan más. Esta vez haré como los fachas en el anterior confinamiento: que si el pan, que el perrito, que si… Yo ya hice mi parte. Ahora, que se confinen ellos.

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