Carta del Director/Luz de cobre

El control del agua

Estamos jugando con un elemento vital para nuestro desarrollo presente y futuro como especie

La guerra, porque no tiene otro nombre, vivida en la asamblea por el control de la Comunidad de Usuarios de la Comarca de Níjar (CUNC) el sábado de la semana pasada, sólo es un eslabón de las futuras confrontaciones que se avecinan en la provincia por el control del agua. No es baladí que aquellos que pretenden dominar un mercado al alza pongan toda la carne en el asador para desplazar, si es posible, a quienes durante años han distribuido el líquido elemento entre los comuneros. La CUCN sólo me sirve de ejemplo, de punto de partida, para alertar de la que se nos viene encima en los próximos años, si no somos capaces de poner coto a intereses desmedidos, a controles políticos y al poder, con mayúsculas, de aquellos que han visto, y con razón, que quienes dominan, entre comillas, este complejo mundo, son capaces de cara al futuro, sí no de cambiar voluntades, porque al final es un hombre un voto, sí de modificar o planificar el futuro, con una base sólida en la que sustentarse.

Recuerdo, con tristeza, como la primera información que publiqué en un periódico, hace... demasiados años, fue un suceso relacionado con el agua. Un agricultor fue capaz de clavar una horca a su vecino porque había osado "meter la compuerta (argot agrícola) dos minutos antes que concluyera el tiempo que tenía asignado. El resultado fue triste, desolador, lamentable, doloroso. Murió en el acto, con lo que el hecho supuso de indignación y tristeza, no sólo para los familiares cercanos, sino para los vecinos del pueblo en cuestión, que no viene el caso. ¿Qué es lo que pretendo recuperando este detalle informativo muchos años después?. Muy simple. Estamos apostando con un elemento vital para nuestro desarrollo presente y futuro como especie, no ya a nivel económico, que también, sino a nivel evolutivo. Es un bien esencial en el que nos jugamos todo a una carta. La moraleja, con la sinceridad que trato de imprimir a todo aquello que escribo, es muy sencilla: estamos actuando con fuego, con un fuego que es capaz de no solo quemar, sino de abrasar a poco que prendamos la cerilla, mucho más allá de lo que podemos pensar.

El poder calorífico del agua, por mucho que les extrañe, es difícil de sofocar por los bomberos o por todo el equipo del Plan Infoca, si llega a prender. Creo que es urgente que se establezcan los cauces necesarios para que un bien tan preciado no sea capaz de prender más allá del fogón de una barbacoa. Un bien en que todos los implicados sean capaces de celebrar un reparto justo, equitativo y económicamente viable de un sector, como el agrícola, del que depende de forma tan directa y tangencial el éxito o el fracaso de que abrir el grifo o la pará y tengas al otro lado un bien tan preciado como el agua, permita que la plantación, sea de lo que sea, crezca, dé frutos y genere riqueza.

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