UNO de los cuentos que más recuerdo de mi infancia, con su moraleja, es el de 'Pedro y el lobo'. Ya saben. Aquel pastor que se aburría cuidando de sus ovejas y gastó una broma a sus paisanos pidiendo auxilio por culpa de un lobo que no existía, movilizando a todo su pueblo para ayudarlo, y al que el día en el que, en efecto, le visita el lobo y se come varias de sus ovejas, nadie le hace caso pensando que se trataba de una broma pesada. Hoy me he acordado de esta historia al ver la clasificación.

Aquí llevamos varias semanas avisando de que la situación del Almería no es nada buena y que no nos podemos engañar, el conjunto almeriense no está en mayores problemas porque los de abajo no reaccionan y, el día que lo hagan…

El caso es que el Almería ya está a únicamente dos puntos de la quema. Lleva tres derrotas consecutivas, con muchos goles en contra (ni más ni menos que once) y veo el descenso, o la posibilidad de caer en él, muy cerca.

Porque sí, el Almería pudo hacer un partidazo en el Camp Nou y ser robado en el Bernabéu. Me parece muy bien. Pero, como ya dije en su momento, las derrotas dignas no dan puntos y de nada sirve hacerlo bien ante los grandes si luego llegan los equipos de tu liga y te cascan cuatro o rascan puntos aún jugando en inferioridad. Porque este equipo no sabe a lo que juega y, sobre todo, parece que no saber ir a por un partido.

Ahora tenemos por delante tres partidos claves, dos en 2009 [Deportivo de la Courña y Espanyol] y el primero de 2010 [en casa ante el colista Xerez], en los que podemos volver a tomar aire o, por el contrario, hundirnos en la miseria.

Por cierto, este fin de semana, en el que España ha logrado su cuarta Copa Davis en apenas nueve años, también ha sido el de mi 'debut' en un partido de la Premier League inglesa.

Acompañado de mi tío Juan y mi primo, junto a Richard e Ian, estuve viendo un Fulham-Sunderland. El resultado es lo de menos (1-0), aunque la experiencia, por el ambiente y demás, fue inolvidable. El fútbol brilló por su ausencia, abusando del balón largo, aunque es cierto que el ritmo era mayor que en España. Ahora que lo pienso, ese es el fútbol que le gusta a Hugo…