La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Quién daña más a la democracia

La contumaz negativa del PP a renovar el Poder Judicial se une a las impresentables reformas penales de PSOE-UP

La contumacia impresentable del Partido Popular en negar la legitimidad del Gobierno de coalición y su impresentable boicot a la renovación del Poder Judicial desde que perdió las elecciones en 2019 han servido en bandeja a Pedro Sánchez la oportunidad de colar sus impresentables reformas penales como hitos de la normalidad democrática a los que se opone ferozmente la derecha reaccionaria, sea política, mediática o judicial.

Quizás ni el pretexto elegido por el Gobierno para cargar contra el Tribunal Constitucional ni el portavoz designado por Moncloa para la ocasión hayan sido los más adecuados. El TC se ha limitado a aplazar su pronunciamiento sobre el recurso de amparo del PP contra las enmiendas exprés gubernamentales. No ha habido, pues, intromisión preventiva del Constitucional a la soberanía del poder legislativo. Y el portavoz socialista (Felipe Sicilia, policía de profesión, nacido en Lopera) desbarró bastante al evocar el golpe de Estado de Tejero como precedente de la actitud de los conservadores actuales. Fue grotesco que en su relato sobre los mayores peligros que han acechado a la democracia española se olvidase de los crímenes de ETA y la rebelión independentista catalana. Su jefe, Pedro Sánchez, lo avaló desde Bruselas: hay un ataque orquestado de la derecha a la Constitución, pero, tranquilos, que él lo parará.

La bendita hemeroteca nos ayuda a relativizar estas grandilocuencias acusatorias de PSOE y PP y a comprender que sus papeles son intercambiables según estén en el Gobierno o en la oposición. En noviembre de 2003 el Gobierno de Aznar introdujo como nuevo delito la convocatoria del referéndum soberanista que pretendía el lehendakari Ibarretxe. Lo hizo de modo exprés, en el Senado, incluyéndola en la ley de Arbitraje. El PSOE la recurrió y el Constitucional le dio la razón... ocho años después, porque se había hurtado el debate a los representantes del pueblo. Ahora los socialistas meten lo del Poder Judicial en la reforma veloz de la sedición y la malversación, por el procedimiento del vámonos, que nos vamos, y es el PP el que la recurre al TC. Se intercambian los argumentos, y listo.

Lo que me parece más grave de todo este enredo tenso y ruidoso es que Pedro Sánchez ha comprado y hecho suyo el discurso de Pablo Iglesias, Echenique y demás: hay que limpiar la Justicia de los enemigos del Gobierno de izquierdas y de la democracia. Emboscados debajo de las togas.

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