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A Vuelapluma
Que yo no me haya enterado antes, tiene explicación porque el único deporte que me gusta y practico es “slowly walk” también llamado “andar a mi ritmo”.
Me refiero a que hace unas semanas se ha celebrado el décimo aniversario de un deporte que no ha merecido ninguna celebración ni por parte de veganos, ni de ecologistas, ni de animalistas, ni de ningún otro -ista de los que intentan ¿educarnos?. Se trata del SALTO DE EQUITACIÓN VEGANA. ¡Ahí es “ná”!
Ha sido así a pesar de que se practica en Alemania, Suecia, Dinamarca, Países Bajos, Reino Unido, USA, Rusia, Australia y países de Asia. Reúne en sus torneos hasta 10.000 personas y nació en Finlandia.
Es una especialidad de la equitación que se practica con un caballo de los que nos traían los Reyes Magos a los niños, hecho con un palo y una cabeza de caballo de cartón. ¡Ah!, quien salta es el propio jinete. Pienso que la aclaración es obvia por innecesaria. Me parece bien. No molestan a nadie. No es un deporte caro. Y hacen ejercicio que eso siempre es aconsejable y bueno.
¡Feliz cumpleaños!
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