El callejón del gato

A la derecha de la derecha

No fueron los votantes de centro derecha quienes derrumbaron la UCD sino las maniobras palaciegas

Confieso que desde mi posición socialdemócrata vi con simpatía la irrupción de Ciudadanos en el estadio de la política española. Superados los principios del liberalismo radical decimonónico y del marxismo ortodoxo de los regímenes totalitarios, las democracias europeas se sostienen sobre los pilares de la socialdemocracia y un neoliberalismo moderado sin secuelas de los sistemas dictatoriales del pasado siglo. Lo que rige en Europa y garantiza la estabilidad es una alternancia en el poder entre partidos de centro derecha y partidos de centro izquierda. Al principio de la transición, sin experiencia en la materia pero con una dosis de sensatez intuitiva, los españoles optaron por la moderación y votaron mayoritariamente a UCD que formó un gobierno encabezado por Adolfo Suárez y al PSOE que resurgió como el principal partido de la oposición, dejando fuera de juego a AP, que aglutinaba los restos del franquismo, y a un PCE fascinado por el comunismo de la Unión Soviética. No fueron los votantes de centro derecha quienes provocaron el derrumbe de la UCD sino las maniobras palaciegas en las que se enzarzaron las camarillas internas y provocaron que Adolfo Suarez hiciera mutis por el foro. El espacio de centro derecha quedó sin representación, y muchos ciudadanos huérfanos de un partido que los representara. Surgió el PP como una AP disfrazada monopolizando durante décadas a toda la derecha. La aparición de Ciudadanos fue la esperanza de muchos españoles que apostaban por una derecha a la europea, sin la sombra de Fraga venerada en los altares, las sentencias belicosas de Aznar, o las bravuconadas de un Rafael Hernando, y el partido de Rivera apuntaba maneras de ocupar el vacío que dejó la UCD. No lo aseguro porque no soy adivino, pero pienso que Ciudadanos, que iba subiendo en las encuestas por su distanciamiento con el PP, a la larga podría haber sido la alternativa al PSOE para formar gobierno. Pero, incomprensiblemente, con su posición contraria a la moción de censura para derrocar un PP condenado judicialmente por corrupción, dio un giro de ciento ochenta grados y puso la marcha atrás. Hoy parece que dirigentes del PP y de Ciudadanos reciben lecciones en la misma academia porque cada vez que abren la boca, utilizan los mismos argumentarios. Es tan evidente la semejanza que se percibe entre ambos partidos que cuando haya elecciones tendrán que beber el agua de la misma fuente. Y VOX pisándoles los talones.

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