El callejón del gato

A la derecha de la derecha

Se comprende la semejanza de Casado con Santiago Abascal, ya que se formaron en la misma escuela del PP

La ultraderecha, que permanecía aletargada en Europa desde la derrota del fascismo, en los últimos años empezó a quitarse la careta y surgieron partidos como el Frente Nacional (FN) en Francia o Alternativa para Alemania (AfD). En España los restos del franquismo representados en Fuerza Nueva en las primeras cortes democráticas, pronto desaparecieron como organización política y toda la derecha se aglutinó bajo las siglas del PP que se autocalificaba como un partido de centroderecha. Cuando parecía que era una ideología amortizada después de cuarenta años de democracia, con VOX reaparece la extrema derecha integrada en un partido político, que nace para arramblar con algunas de las normas establecidas y conquistas sociales conseguidas (todas las leyes referentes al Estado de las autonomías, la ley de Violencia de Género y la ley de memoria histórica) a cara descubierta, y con otras que sospecho se guardan bajo la manga. En el parlamento de la UE los liberales moderados y la socialdemocracia han hecho causa común frente a la amenaza que representan los partidos llamémosle reaccionarios, para impedir que ejerzan la menor influencia en la política europea. No ha ocurrido así en España donde VOX ha nacido con fuerza y está provocando una derechización en el PP y Ciudadanos que compiten en demostrar quién es capaz de enarbolar la bandera más grande. Es como si ambos partidos vieran a VOX como un rival peligroso y para defenderse, en vez de distanciarse de sus posiciones extremas, han optado por mimetizarse. En Pablo Casado se comprende su semejanza con Santiago Abascal ya que ambos son políticos que se formaron en la misma escuela. A ninguno de los dos se les conoce oficio alguno fuera de las filas del PP. Tanto afán ha puesto Casado en superar a su antiguo compañero que yo diría que lo sobrepasa con creces por la derecha. En cuanto a Rivera, que lidera un partido nuevo y podría haber aprovechado el momento para ocupar el centroderecha en exclusiva, le ha dado un subidón y se ha lanzado de cabeza a la caza del voto más conservador, pensando que esa puede ser la manera de superar a Casado el 28 de abril y convertirse en el futuro presidente de España. Una mala decisión para los votantes de centroderecha que no acudieron a la cita del tripartito a la plaza de Colón, y para muchos socialdemócratas que, en caso de necesidad, prefieren acuerdos con un liberalismo moderado, que con una izquierda populista y extrema.

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