LA Junta de Andalucía ha logrado el compromiso de treinta y tres bancos y cajas de ahorros de poner encima de la mesa 9.550 millones de euros con los que se podrá financiar, por la vía del crédito, su Plan de Vivienda del período 2008-2012. Otros planes anteriores sobre esta materia no han visto cumplidos sus objetivos, creando una gran frustración entre los ciudadanos. La singularidad de éste, que fue detallado ayer por el consejero Juan Espadas en el Foro Joly, radica en que el Gobierno autonómico y las entidades financieras implicadas han negociado una mayor transparencia y agilidad en el proceso de concesión de préstamos a los particulares (los bancos habrán de responder en dos meses a los compradores y en quince días a los promotores) y han fijado de común acuerdo los requisitos que serán exigidos a los aspirantes a disponer de una Vivienda de Protección Oficial (puesto de trabajo, nivel salarial, porcentaje a dedicar a la hipoteca, etcétera). Este criterio permitirá ajustar más la oferta y la demanda, aunque dejará fuera del mercado a los trabajadores de menos renta, a los que habrá de facilitarse el acceso a viviendas de alquiler. Por otra parte, la buena marcha de este programa implica también que se consiga la colaboración de los ayuntamientos, responsabilizados de la tarea de poner suelo a disposición de los promotores y llevar al día un registro de demandantes en sus respectivos vecindarios. El Plan de Vivienda 2008-2012 supone un salto cualitativo en los proyectos de la Junta y trata de dar respuesta a los mandatos constitucional y estatutario sobre el derecho de los andaluces a una vivienda digna, lo que obliga a todas las administraciones a crear las condiciones materiales que hagan posible el ejercicio del mismo. Es un plan ambicioso: prevé para estos cuatro años la construcción de 132.000 VPO y otras tantas actuaciones de rehabilitación. Si la Administración regional, los Ayuntamientos y las entidades financieras hacen honor a los compromisos que han firmado, quizás se empiece a abrir el camino para la satisfacción de un derecho elemental. La experiencia sugiere que no se trata de una labor sencilla. habrá que seguir año a año las vicisitudes del Plan.

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