El callejón del gato

El desconocimiento estimula al sabio

Por fortuna tenemos un gobierno que reconoce los errores que es la única manera de poder corregirlos

Dice Fernando Pessoa en el Libro del Desasosiego: "Tener opiniones firmes y definidas, instintos, pasiones y un carácter fijo y conocido: todo ello se debe al horror de convertir nuestra alma en un hecho, de materializarla y hacerla exterior. Vivir en un estado de desconocimiento dulce y fluido de las cosas y de uno mismo es el único modo de vida que conviene y estimula a un sabio." Cuando estamos padeciendo la amenaza de una epidemia tan imprecisa de la que nadie conoce su verdadera naturaleza es asombroso ver la firmeza con la que manifiestan su opinión tanta lumbrera que saben lo que se tenía que haber hecho, lo que hay que hacer y, sobre todo, lo que no hay que hacer. Lo tienen todo tan claro que les faltan palabras en el diccionario de la Real Academia para atacar con insultos a un Gobierno que tiene que andar con cautela para vencer a un virus como si se tratara de atravesar una selva peligrosa apartando las ramas, salvando los obstáculos que aparecen por el camino, y retrocediendo, incluso, si fuera necesario. Afortunadamente estamos en manos de un gobierno que es consciente de su desconocimiento y no da un paso sin contar con el asesoramiento de científicos que actúan con la debida precaución conforme van avanzando en sus investigaciones, conscientes ellos también que, al día de hoy, sus conclusiones no son categóricas. Si las medidas que hasta la fecha se están adoptando por el Gobierno desde que se decretó el Estado de Alarma están dando resultados positivos se debe, precisamente, a la disponibilidad de actuar conforme las circunstancias van aconsejando en cada momento. Preferible es la precaución del presidente Pedro Sánchez ante la incertidumbre que provoca el COVIS-19 que el ardor guerrero de aquel presidente que se retrató en las Azores con fines belicosos, haciendo oídos sordos a la comunidad internacional, porque tenía la certeza irrevocable de la existencia de armas de destrucción masiva. Por fortuna tenemos un gobierno que reconoce los errores que es la única manera de poder corregirlos. Y para los perfeccionistas que atacan al Gobierno para decir que lo podría hacer mejor, sin añadir la fórmula mágica, me remito de nuevo a Pessoa: "No hay obra de artista que no pudiese haber sido más perfecta. Leído verso a verso, el poema más grande siempre tiene algún verso que podría ser mejor, algún episodio que podría ser más intenso, y su conjunto nunca es tan perfecto que no pudiese serlo muchísimo más".

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