La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

La deslealtad de Pablo

La coalición funciona si hay lealtad y se respetan las competencias de cada uno. UP incumple las dos cosas

Dijo la verdad, Pedro Sánchez, la primera vez: no dormiría tranquilo gobernando en coalición con Pablo Iglesias. Luego firmó en un rato el pacto para gobernar juntos y en un año escaso ya está perdiendo el sueño. Era verdad. No porque Iglesias sea radical, extremista o republicano, sino porque es profundamente desleal.

La coalición entre dos partidos tan distantes en lo político, y no tanto en lo ideológico, sólo es viable y duradera si se cumplen dos condiciones: respeto estricto a la jerarquía y las competencias de cada integrante del Gobierno y defensa no menos estricta de las políticas decididas colegiadamente en el Consejo de Ministros. Ninguna de las dos exigencias las satisface Unidas Podemos.

Antes lo hacía disimuladamente, con la boca pequeña o pellizcando cual monja. Ahora ha habido un salto cualitativo. Ahora jalea la incorporación de Bildu a la mayoría en "la dirección del Estado" -obligando al PSOE a pasar en veinticuatro horas de defender el pacto presupuestario como ideal para la democracia a negar su propia existencia, puro birlibirloque-, presenta junto al propio Bildu y ERC una enmienda a los Presupuestos que habían bendecido Sánchez e Iglesias, exige la dimisión del ministro del Interior por su política de inmigración y promueve un referéndum en el Sáhara invadiendo un poder que corresponde a la ministra de Asuntos Exteriores.

Todo esto tiene una explicación y un propósito, y no sé cuál de las dos cosas es más peligrosa. La explicación es que Unidas Podemos sostiene una concepción de la política según la cual no hay lealtad superior a la que se debe a la Causa defendida, la labor institucional ha de complementarse con otro tipo de luchas, la verdadera izquierda es la propia UP y el PSOE es un aliado circunstancial y transitorio, al que se debe torcer el brazo, no importa cómo, cuando flaquea. El propósito, por su parte, radica en arrastrar al PSOE fuera de la centralidad, cegarle cualquier vía de colaboración con Ciudadanos que ponga en cuestión a UP como socio preferente y potenciar a ERC y Bildu como alternativas a los poderes territoriales, catalán y vasco, más propicios a la desestabilización de España y el advenimiento de la ansiada república confederal.

Estas semana Pablo Iglesias ha triunfado en el arte de sacar fuerzas de su debilidad: ya es gobierno y oposición al mismo tiempo y ha creado una coalición paralela a la coalición gubernamental. Pedro no duerme.

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