Opinión

Francisco Amizián Almagro

Contra la despoblación

La preocupación por la despoblación de las zonas rurales no es nueva. En los últimos años, sin embargo, el interés por revertir esta tendencia y por aplicar soluciones efectivas ha ido en aumento y se ha situado como un objetivo destacado de las distintas administraciones. Y será un objetivo prioritario, como ha manifestado su presidente, Javier Aureliano García, de las líneas de actuación de la Diputación de Almería a lo largo de esta legislatura. Las causas del fenómeno de la despoblación son diversas y, por lo tanto, complejas. El envejecimiento de la sociedad, junto con un índice bajo de la natalidad, la concentración de las inversiones en comunicaciones en las zonas urbanas, los cambios en la economía tradicional o la escasez de servicios y abastecimiento en las pequeñas localidades son algunos de los factores que han ido reduciendo la ocupación de las poblaciones de interior y mermando sus posibilidades de desarrollo. El interés renovado por paliar los efectos de la despoblación viene dado, en buena parte, por las oportunidades laborales y empresariales que abren las nuevas Tecnologías de la Información. Los avances en el sector de las comunicaciones permiten, en determinadas actividades, un desarrollo laboral a distancia sin necesidad de desplazamiento a las zonas urbanas. Esta es una ventaja que debe ser aprovechada y apoyada, facilitando el acceso a la banda ancha de telefonía a los usuarios en estas zonas. Esta facilidad para el trabajo a distancia en determinadas actividades, junto con un reconocimiento cada vez más evidente de la calidad de vida que pueden aportar los entornos rurales, el menor índice de contaminación o un acceso a la vivienda más asequible, en contraposición a unos entornos urbanos saturados y con los problemas de movilidad que ello conlleva, son algunos de los beneficios físicos y psicológicos que deben ser resaltados para hacer más atractivas nuestras áreas de interior. Por no hablar de la importancia de los valores culturales y las ricas tradiciones de nuestros pueblos que tenemos la obligación de preservar. En nuestra provincia, debemos buscar las soluciones que resulten más efectivas. Parece fundamental, para paliar este fenómeno, incentivar la permanencia de los más jóvenes en las zonas rurales, apoyar a nuestras pequeñas y medianas poblaciones con las infraestructuras adecuadas y seguir trabajando para atraer nuevas inversiones en sectores clave como el turismo, la agricultura o las energías renovables. Así como diversificar la economía de la provincia con planes específicos que pongan en valor los recursos propios de cada zona. Esta problemática de la despoblación se ha convertido en un asunto de interés general, y como tal debe ser asumido por las instituciones. Hacer nuestros pueblos más atractivos y competitivos, no solo para el turismo, sino también para la residencia permanente y para la actividad laboral, es uno de los grandes retos que se nos plantean en los próximos años.

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