El callejón del gato

El día de la Constitución

No me parece adecuada esa moda de autodenominarse constitucionalistas que han adoptado algunos partidos

Hoy celebramos los españoles el día de la Constitución, que desde el año 1978 nos permite vivir en democracia. Una fecha señalada que los demócratas debemos de celebrar independientemente de cualquiera que sea nuestra ideología. No me parece adecuada esa moda de autodenominarse constitucionalistas que han adoptado algunos partidos, como si los demás no lo fueran. Se refieren a la Constitución como si se tratase de una doctrina, como si fuese un texto sagrado perteneciente a una comunidad de creyentes. Partiendo de esa posición sentimental cuestionan la gestión del Gobierno al que acusan de poner en peligro la Constitución por el hecho de contar con el apoyo de partidos que, según ellos, son anticonstitucionalistas. Una Constitución es la ley fundamental de un Estado y su función no consiste en dividir a la población entre constitucionalistas, que serían los buenos, y anticonstitucionalistas, que serían los malos, sino en establecer las normas de convivencia de dicho Estado. Es posible que tales normas tengan sus detractores, pero lo importante de las leyes no es que te gusten o te dejen de gustar, sino que se cumplan. El sometimiento a la Constitución es requisito indispensable para participar en la vida política y todos los partidos políticos que ocupan escaños en el Congreso de los Diputados, desde VOX hasta Bildu, han cumplido a rajatabla los requisitos exigidos para presentar candidaturas a unas elecciones al Parlamento. Emiliano García-Page ha dicho que tiene muy claro que "antes o después, más tarde o más temprano, hay que tener claramente tipificada la condena a quienes intenten socavar la Constitución" y pide un "antivirus democrático". A mi modesto parecer, no comparto semejante aseveración porque entiendo que la Constitución se defiende sola ya que cuenta con medidas eficaces en su articulado para condenar cualquier atentado que infrinja las reglas que en ella se establecen. Dicho esto, ni la Constitución es infalible contra viento y marea, ni hay que hacer borrón y cuenta nueva. Y la primera pregunta que me hago es si tanto los que abominan de la Constitución como los que la consideran intocable, se han leído los artículos que contiene, porque, leyéndola detenidamente, en la propia Constitución está previsto que pueda ser modificada, siguiendo unas reglas, en la medida que sea necesaria su adaptación a los naturales cambios que se produzcan en la sociedad.

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