PASAN los días y el mundo se tambalea. Días de políticos que sólo piensan contra políticos, sin pensar en pueblos. Días de intimidades de pago con emisión 16:9, de apagones analógicos y morales. Son días de hipotecas con suelo y corazones sin techo. Días de hileras humanas, de miradas perdidas y bolsillos llenos de arena. Días de niños que no saben jugar con las manos y los árboles, de adolescentes ebrios de vivir deprisa, y adultos agotados de vivir fuera de lugar. Días fotocopiados como los currículum y las ofertas de pintura y albañilería. Días de hojas secas y aceras huérfanas de charcos, ni la lluvia quiere besar la tierra y nuestros pasos. Que levantamos gigantes de hormigón donde llegaba el sol y olor del mar. Abrimos caminos de asfalto por donde la primavera tenía que volver. Ahora solo miramos las sombra sin saber por donde ir y a donde llegar, a pesar de los caminos de asfalto y de las habitaciones vacías.

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