Lo que se dice

Los ojos de los que callan marcarán el ritmo de la historia cuando todo esto acabe. ¿Qué tienen que contarnos sus ojos?

Los efectos del Coronavirus son más inéditos de lo que creemos. Y no por ello me refiero a los datos oficiales o al número de víctimas sino a todos los dramas humanos de los que no tenemos un conocimiento pleno sino tan solo referencias. Con esto estoy dirigiendo mi mirada a lo acontecido en las residencias de ancianos que no han salido en los medios, por ejemplo, o a los testimonios de esos camioneros que llevaban en sus vehículos cadáveres para incinerarlos en otras provincias; también dirijo mi mirada a las decisiones sobre quién vivía o no en momentos críticos, y a los enfermos que han pasado su patología en casa y solos, e incluso a los que callan todavía por miedo a las represalias provenientes de la censura social de las redes y de los medios, a esa censura que ha mermado la libertad de expresión. Estoy seguro de que cuando todo esto acabe estas historias que ahora se sospechan saldrán a la luz y llenarán diarios informativos, televisiones, documentales, juzgados, y procesos políticos. El drama humano, lejos de la confrontación entre los poderes, aparecerá y pondrá los puntos a estas páginas de la historia; en realidad siempre lo hace y regula las certezas. Quienes dicen la última palabra son los que marcan el ritmo de la humanidad; son los que han vivido en primera línea los acontecimientos y no quienes reflexionan sobre ellos desde la distancia. Nadie mejor que un sanitario puede hablar sobre si las medidas han sido o no las correctas, en lugar de los opinólogos de las redes. Y nadie mejor que una víctima que ha sobrevivido puede narrar en primera persona lo que han visto sus ojos. El secreto de sus ojos es muy poderoso, permanece oculto ante la colisión política pero espera el momento adecuado para salir a la luz. ¿Qué hay detrás de sus lágrimas? ¿Qué tienen que contarnos todavía? Esos ojos aun nos miran. Esperan el momento de tener audiencia y de reescribir cómo sucedió de verdad esta pandemia. Esas páginas en blanco de nuestra historia están gritando en silencio nombres, calles, fechas, hechos; parecen vibrar al tacto y que una tinta invisible susurra en un lenguaje casi imperceptible. ¿Qué ha pasado de verdad? ¿Tenemos que aceptar que nuestras reflexiones nunca se basaron en los hechos y que quienes saben lo que ha pasado son precisamente los que aún no han tenido la oportunidad de hablar? ¿Qué tienen que decirnos esos ojos?

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