Libertad Quijotesca

El discurso del Rey

El Jefe del Estado nos recuerda que nadie está por encima de la Constitución. No hay excepciones personales o familiares

L A pasada Nochebuena escuchamos el tradicional mensaje navideño del Jefe del Estado el Rey Felipe VI. Este terrible año 2020 cobraba una especial significación porque en España enfrentamos dos pandemias: el Covid-19 y la maldad de aspirantes a tiranos, groseramente disfrazados de dirigentes políticos, que pretenden destruir nuestra Nación y repartírsela en feudos donde pasemos de ciudadanos a ser sus siervos. Nuevamente Felipe VI ha estado al frente de la inquebrantable defensa de nuestra Nación y Democracia: "Cada persona importa, y mucho…Los retos sanitarios, económicos y sociales a los que nos enfrentamos son por tanto grandes, pero no insalvables. Superarlos constituye un gran objetivo nacional que a todos nos debe unir, que como ciudadanos nos compromete y obliga a todos con nosotros mismos, con los demás y con nuestro país". En su responsabilidad pública no ha eludido ni dejado atrás nada ni a nadie. Primero recordar a los fallecidos. La atroz crisis económica. Ciudadanos que no pueden cubrir las necesidades básicas. Desempleo. "España no puede permitirse una generación perdida". Agradecimiento a los sanitarios. Reconocimiento a las organizaciones e instituciones del Estado, autónomos, empresas: "Contamos con lo más importante, con las personas, con el ejemplo de miles de ciudadanos que han puesto su trabajo al servicio de los demás…coraje y nervio de este país". España es Europa y en palabras del Rey "Europa es también muy importante para afrontar esta crisis". Cuando una Nación, los ciudadanos que constituyen la sociedad del país, carecen de pensamiento histórico, cultura política, libertad y responsabilidad intelectual, se ven expuestos a las conspiraciones de aspirantes a tiranos, para los que los valores de la democracia son siempre un objetivo para aniquilar. La sociedad se ve perseguida y diezmada por déspotas entregados a la pasión de dominio; nunca a la responsabilidad de gobernar respetando las leyes que nos hacen ciudadanos libres, con voz y capacidad de acción política. Los partidos políticos españoles demuestran no estar a la altura de las exigencias morales que requiere nuestro sistema democrático de gobierno; que legitima nuestra Constitución. El Rey está comprometido con los principios morales y éticos "que están por encima de cualquier consideración de la naturaleza que sea, incluso de las personales o familiares".

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