El medio y el ambiente

Las doradas de piscifactorías

Esos son los importantes y no se estén viendo. Y esas presencias solo las conoce y las siente quien los haya invitado

Esta semana me he descuidado y aquí me hallo: lunes a las 11, a vueltas con mi obligación del miércoles que, en realidad, es del martes antes de mediodía para escribir estas líneas. Mira por dónde gracias a mi retraso me he enterado que hoy es el Día de la Acuicultura. Y eso me ha recordado un artículo que escribí hace unos 35 años defendiendo la instalación de piscifactorías en Almería. Con mis disculpas por mis nostalgias, vamos a lo que tenía pensado comentar.

En primer lugar, tenía pensado comentar que mi buen amigo Diego López Alonso acaba de publicar, el día 25 de los corrientes, "enésimo día de la pandemia COVID-19", el libro "De sexos y géneros" que es el 3º de una trilogía sobre el mismo tema y que ya casi he terminado de leer, a pesar de hacerlo con interés. Es muy ameno, se nota que es un maestro bueno y con horas de oficio. Además, ya el prólogo te anima a leerlo, pues en el mismo dice que lo ha escrito "Por la carencia de comedimiento intelectual de tantos 'expertos' de las humanidades y las ciencias sociales que, hueros de la prudencia y la modestia debidas a la condición académica, han hecho manifestaciones que me han irritado como simple humano racional". ¡Así quiero ser yo de mayor!

Y el otro tema que quería comentar está en uno de los renglones anteriores: "enésimo día de la pandemia COVID-19", efeméride con la que Diego complementa la fecha de publicación de su libro. Y es que ahí ha estado fino: enésimo día. Ya nos hemos acostumbrado a hablar de la pandemia de los contagios, de los fallecidos, pero qué duda cabe que cuando le toca a un amigo, a un conocido, a un pariente, la noticia ya no es de periódico. Es de un amigo. Y ese es el caso que he vivido. El fallecimiento de un hermano de mi buen amigo Pepe Luis A. por causa del "puñetero bicho". En momentos así es cuando te das cuenta, si es que no lo sabes de antemano, que la alegría está en el mero hecho de sentir el sol.

Así que, desde mi punto de vista, lo fundamental no es cuántos se van a sentar alrededor de la mesa el 24, si no cuántos se van sentir reunidos. Esos son los importantes, aunque no se estén viendo o tocando. Y esas presencias solo las conoce y las siente quien los haya invitado. Por lo tanto, vamos a emplear las fuerzas en cuestiones más importantes que en discutir de números y emplearlas en invitar no solo el 24, si no cuando sea, a los que queremos, porque estén donde estén, hay algo más que la presencia física.

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