Antonio Lao
Obras y molestias, un binomio imperfecto
El“smart Green Cube” se ubicará en su espacio natural, el PITA. Como nos dijo ayer Antonio Pérez Lao, este traslado al parque tecnológico ha caído “por la fuerza de la gravedad; y en caso de que ésta no existiera, por su propio peso”. Así lo han estado reivindicando multitud de expertos, periodistas, urbanistas… No ha habido ninguna voz que haya defendido el invernadero en un ático del Paseo. Hasta nosotros –y perdonen la autocita- nos hemos pronunciado varias veces: en mayo del año pasado esta columna se tituló ¿Quién no ama al PITA?. Y hace dos meses lo calificábamos de disparate: “la inexplicable y disparatada decisión de montar un invernadero que ocupará casi la mitad del edificio que sustituirá al de Correos”. La verdad es que hay pocos precedentes de que una administración pública dé marcha atrás en un proyecto que ha defendido contra viento y marea. Un precedente que recordamos en Almería fue el cambio en la obra para tapar la pared medianera que había quedado en la Puerta de Purchena tras el derribo del edificio de Vulcano. El proyecto premiado era adosar una especie de zoco moruno en la pared del adyacente edificio modernista. Se armó un follón similar al del invernadero, el Ayuntamiento convocó una reunión en la Casa de la Juventud, que se abarrotó a pesar de que la pusieron a la misma hora que daban un partido de fútbol de la Selección. A pesar de eso se llenó y el resultado fue que se cambió el proyecto por la actual solución, que está a la vista de todos.
Lo normal es lo contrario: sostenella y no enmendalla. Hay muchos ejemplos, pero para referirnos a uno lejano: el empecinamiento del equipo de Megino contra la vuelta de El Taranto a sus aljibes. A pesar de las opiniones de media Almería y de muchas personalidades de la cultura y el flamenco de toda Andalucía, se mantuvo en sus trece. En este caso, la vuelta de la Peña a su lugar natural no ocurrió por la flexibilidad de las opiniones del consistorio, sino porque perdieron las elecciones de 1999.
Por eso es destacable y elogiable el cambio de opinión en el caso del Polo de Innovación citado, como hace poco también en la remodelación de la Plaza Vieja. Son muestras de sensibilidad y flexibilidad. Nos parece que tenemos una alcaldesa digna hija de nuestra antigua y querida amiga, Mª del Mar Agüero, la “madre de la Patria” que nos regaló el primer ejemplar de la Constitución recién aprobada.
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