El ejemplo

Para nuestra desventaja, el COVID-19 nos ha encontrado, políticamente, en una posición tremendamente débil

Esta situación excepcional, entre otras muchas cosas, nos está privando, de forma anticipada, de una generación excepcional; Aquella que ve la vida en tonos grises porque, otras situaciones excepcionales, borraron el negro y el blanco de su paleta vital.

Porque vivir el horror, el miedo, la pobreza, el trabajo de sol a sol, la pérdida injusta de seres queridos y bienes, la emigración con una maleta vacía y el retorno a un país sin libertad para ser, y pensar, como los valores, principios y sentimientos piden, les hizo entender que toda posibilidad que les ofreciese la vida para cambiar su historia, y evitarle todos esos pesares a quienes estuvieran por venir, por pequeña que pareciese, había que aprovecharla y así, de la mano de la necesidad y de la esperanza, llegaron, para quedarse en ellos, los imprescindibles tonos grises.

Y, como si entendiera el valor de estas vidas para ayudarnos a vislumbrar el camino de las grandes victorias, este desafiante virus nos quiere impedir que recurramos a ellas, como si supiera de estrategia, esta pandemia nos quiere privar del gran activo, para cualquier lucha, que suponen ejemplos cercanos de valentía, compromiso y altura de miras y, como si reconociese las fallas de quien le hace frente, está infección quiere hacer desaparecer las historias de unidad contadas en primera persona antes de que las busquemos con la firme voluntad de que nuestra vida pública protagonice una nueva. Para nuestra desventaja, el COVID-19 nos ha encontrado, políticamente, en una posición tremendamente débil: por un lado, vestidos de blanco o de negro, siendo de un lugar o de otro, estando a favor o en contra, y, por otro, con los últimos vientos de una contienda electoral absolutamente cainita, de manera que, mientras siga siendo así, la victoria contra el virus que, sin duda, conseguiremos, será mucho menos alentadora para afrontar la siguiente fase de este global y desconcertante reto de lo que podría ser porque, tengámoslo claro, las victorias extraordinarias vienen de comportamientos extraordinarios como lo es, para todo escenario contrarreloj, el aceptar que la suerte de quien está al mando será la suerte de todo el grupo, que sus aciertos serán los aciertos de todos, y ayudarlo a acertar. Este mes se cumplen tres años del fallecimiento de quien dejó un inmenso vacío en nuestra familia, mi abuelo Bartolomé Zamora Zamora, y, si ya su presencia se nos hace necesaria cada uno de nuestros días, en este desafío su aliento se nos antoja, como ocurrirá en tantos hogares, imprescindible porque él también pertenecía a aquella generación, él también pensaba en tonos grises, él también entendía que, cuando se trata de la vida de la personas, no hay nada que excuse del leal diálogo, él también sabía que somos un gran pueblo y que sabremos demostrarlo cuantas veces sea necesario.

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