El día de la mujer da la oportunidad de repasar la reciente evolución laboral almeriense. Un relato que habla de varias crisis, precariedad laboral o del empleo como principal preocupación. Pero también de esfuerzo y avances notables. Al iniciarse 1997 en Almería había 52.000 mujeres ocupadas, 26.000 paradas, su tasa de paro en el 33% y la de empleo, el porcentaje de mujeres mayores de 16 años que trabajaban, del 33,5%. La tasa de paro masculina era la mitad. Diez años después, la economía almeriense había creado 156.000 nuevos empleos. Las mujeres trabajando aumentaron un 118%, su tasa de paro bajó a la mitad, y la de empleo creció nueve puntos. Para compararlo con los varones: el desempleo masculino se redujo al 6,14%, prácticamente pleno empleo, y el 47% de los hombres mayores de 16 años trabajaba. La Gran Recesión iniciada en 2008 tuvo una importante diferencia con la de los años noventa. La destrucción de empleo afectó, especialmente, a la Construcción, que emplea mayoritariamente hombres. La pérdida del sueldo principal del hogar obligó a muchas mujeres a incorporarse al mercado laboral. Finalizaba 2009, tras quince meses de crisis, y el paro se había disparado en ambos sexos. Pero la tasa femenina era del 23,3% y la masculina del 25,5%. Los hombres parados superaban en 15.000 a las desempleadas. La tasa de empleo femenina subió al 55,5% -prueba de esa masiva incorporación de la mujer - y la masculina bajaba al 53,8%. Cuando se tocó fondo, en 2012, había 61.500 paradas y 74.500 parados. En el resto de Europa el aumento del paro fue, sobre todo, porque no se creaba nuevo empleo. Aquí, además, porque se destruían. Hasta tal punto, que el porcentaje de mayores de 16 años con empleo retrocedió quince años.

Llegamos al presente. En tres años, las colocaciones han crecido en 11.000 mujeres y 14.000 hombres. Sigue habiendo más parados que paradas, pero la tasa de desempleo masculino ya es medio punto inferior al femenino, 24,5% unos, 25% las otras. La recuperación se nota ya en la Construcción y, por tanto, a los varones. Está bien. Pero, sin no queremos repetir siempre los mismos ciclos, habría que impulsar algo diferente. Fíjense el recién publicado informe de la Presidencia de la UE. De aquí a 2030, solo con eliminar estereotipos de género a la hora de elegir estudios las tasas de empleo subirían un punto. La igualdad crea empleo.