República de las Letras

Tenemos enemigo

Sabemos que dos no viven juntos si uno no quiere, así que ¡¡Aleluya, ya tenemos enemigo!! (no hablemos de lo que importa)

Necesitabanurgentemente un enemigo. Todo grupo, toda colectividad, toda asociación, para mantener su cohesión, para preservar su continuidad en momentos de crisis extrema o para perpetuarse en el poder necesita un enemigo. Un enemigo une. Un enemigo oculta gravísimos problemas, como, por ejemplo, la corrupción. Un enemigo distrae la atención si se exponen al escrutinio público las propias vergüenzas. Franco necesitó al liberalismo, al comunismo y a la masonería para unir a los que le auparon como Caudillo: conservadores, falangistas y tradicionalistas, entre ellos la Iglesia. Hitler buscó su enemigo en los judíos, a los que acusaba de dominar desde la sombra de las finanzas la economía del mundo y, en concreto, de Alemania. Los comunistas rusos tuvieron como enemigos, primero, a los zaristas, a la nobleza y la burguesía, luego a los mencheviques -socialdemócratas-, a los revisionistas, etc. Todos tuvieron en común dos rasgos característicos: el enemigo debía ser de fuera del grupo; pero el enemigo debía estar dentro del país. En España las veces que en la Historia hemos tenido enemigo externo son escasas. Una, emblemática, nuestro enemigo fue Francia, porque nos invadió. Luego lo fueron los rebeldes marroquíes. Después los cubanos y filipinos aliados con Estados Unidos, que nos derrotaron estrepitosamente. Más tarde, otra vez los rebeldes marroquíes… Ninguno de ellos fueron enemigos buscados adrede, sino sobrevenidos, pues España siempre se ha conducido mal, muy mal en sus intervenciones militares en el exterior -recordemos Sidi Ifni o la Marcha Verde-. Sin embargo, el enemigo interno siempre le ha salido a cuenta. Contra el auge del movimiento obrero, enemigo por antonomasia, el sistema creó la Guardia Civil. Contra el gobierno del pueblo provocó una guerra civil e instauró una dictadura de casi 40 años. Hoy el PP ha encontrado su enemigo ideal: el independentismo catalán. Este enemigo le ha venido de maravilla. Sabemos que dos no viven juntos si uno no quiere. Y que hay soluciones -económicas- para el problema catalán. Pero éste, en las encuestas, sólo le interesa al 0'2 % de la gente: la corrupción produce tal indignación que el efecto electoral es imparable. Entonces sale Cospedal y menciona al ejército -como siempre, la derecha recurre a la fuerza bruta, no construye, no dialoga- así que, ¡¡Aleluya!!, tenemos enemigo (no hablemos de lo que importa).

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