La obesidad lleva años aumentando en todo el mundo, y más en los países desarrollados. Es especialmente preocupante el aumento de la obesidad infantil. Todo el mundo está de acuerdo en que hay dos causas principales, casi únicas, de esta epidemia: sedentarismo y alimentación industrializada, cuyo denominador común es la comodidad llevada al extremo. Ya no es suficiente ni el mando a distancia, porque hay que mover un dedo, ahora se encienden los aparatos con la voz. Y entrando en el terreno de esta columna, la compra de alimentos listos para consumir ha superado con mucho al cocinado en casa: bollería industrial, platos precocinados y alimentos ultraprocesados con azúcar y sal en grandes proporciones. Médicos, científicos de variado espectro…están preocupados; hasta los gobiernos, tímidamente, toman algunas medidas como la reciente del gobierno español de subir el IVA a las bebidas azucaradas (superazucaradas para ser exactos). Bueno, pues he visto titulares en los medios que destacan que se van perder nosecuántos mil puestos de trabajo. Lo de la salud no les parece tan relevante, ni consideran lo que gastamos ahora en curar obesidad y enfermedades asociadas.

La tan alabada dieta mediterránea ya no la siguen ni la mayoría de los propios mediterráneos. Habrá que seguir insistiendo en lo obvio: volver a cocinar en casa productos frescos de temporada. En otoño tenemos una gama muy interesante de frutas y verduras como coliflor, berenjena, manzana, uva, chirimoya, kiwi, acelgas o brécol, que aunque muchas de ellas las hay casi todo el año, ahora están en todo lo suyo. Otras son estrictamente de temporada como granada (la mejor es la "albar"), berza, caqui (clásico y persimón), higo, fresa o setas salvajes (estupendos los rebozuelos que tienen en el puesto de Pardo del Mercado Central, algo carillos, eso sí). Las fresas de Roquetas son un caramelo, una gominola. Si sus niños no las quieren "a pelo", hágales un sorbete con 500 g trituradas y coladas y un almíbar hecho con 200 cc de agua y 200 g de azúcar (o estevia). Con la berza les puede hacer rollitos primavera. Y para los ensaladeros, ahí va esta receta de Encarna Godoy (Casa Joaquín): media berza, una granada albar, una manzana y un puñado de nueces; con gotas de vinagre de Jerez, AOVE de Almería y sal de Cabo de Gata. Y que les den a las ensaladas envasadas.