Luces y razones
Antonio Montero Alcaide
Cuidar plantas
Heestado a punto de seguir de vacaciones una semanilla más por falta de temas, que en agosto y en la Feria no se producen muchas novedades gastronómicas. Las quejas de los hosteleros no se pueden considerar algo novedoso, aunque este verano ha habido algunos matices diferentes. La mayoría de los que he preguntado qué tal les ha ido el verano coinciden en que ha habido mucha gente, pero pocas pelas. Solo algunos se muestran “medianamente satisfechos”, lo que a mi entender se puede traducir por “de puta madre”. El hecho constatado es que ha habido colas a la puerta de muchos locales del centro. Las cajas, obviamente, no las he visto. Y quizá hubiera sido lo mismo viéndolas, porque ha habido una mediana epidemia que no tiene nada que ver con el mosquito del Nilo ni con la viruela del mono, que están apareciendo en otras zonas de Andalucía. En este caso se trata de una epidemia que afecta a los datafonos. A los letreros que habitualmente avisan que no se puede pagar con tarjeta, cosa que es ilegal, se han sumado numerosos avisos sobre averías en el datafono. Hasta en la plaza del Mercado hay puestos con el letrerico. A pesar del control municipal habitual. Claro que, en estos casos, más que inspectores de Sanidad tendrían que ser de Hacienda. En fin, nada demasiado novedoso.
Pero sí que hay una novedad interesante: el restaurante del Club de Mar, que ha pasado a ser gestionado por el grupo Entrevinos-La Jábega, como ya anunció este Diario hace un mes, ya ha abierto. Aunque aun no lo he catado me atrevo a recomendarlo por el fichaje que han hecho para llevar la cocina: Ferrán Polls. La calidad de este cocinero, que ya comenté y elogié cuando estaba en La Lustra (23-3-2023) y en Vivo’s (24-2-2024), completa un restaurante que ya era magnífico por su emplazamiento, equipamiento, servicio…y la atención: un domingo por la noche, a pesar de que era día de cierre, nos abrieron un comedor privado, con vistas maravillosas a la bahía, para darle de cenar a Santi Santamaría y su esposa Angels. La cocina era el punto menos fuerte, a pesar de que mi primo Paco siempre compraba calidad; me lo encontraba a menudo en la Plaza y me consta. Pero la cocina no estaba a la altura del producto. Así que, si Ferrán tiene carta blanca, me parece –y deseo- que vamos a tener un restaurante del más alto nivel en la capital.
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