Un escritor de moda

¿Puede un escritor que no lee llegar a ser un grandes ventas? ¿El éxito literario esta relacionado con la lectura?

Hace unos días encontré por casualidad el comentario de un escritor que, en un libro de confesiones, había declarado que no leía demasiado. En concreto decía que no tenía el hábito de leer muchos libros, a lo sumo uno por año. Y se sentía contrariado por ello, manifestaba, e incluso tenía miedo de decirlo en un foro público para no recibir críticas. El caso es que era un escritor de éxito y de grandes ventas, lo cual no dejaba aséptico a nadie. Tras cerciorarme de dicho comentario, tuve varias reflexiones. Obviamente no era la primera vez que tenía noticias de algo así. En otras ocasiones había oído algo similar pero no de escritores populares. Lo que realmente me sorprendía no era el hecho de que no leyera sino la configuración de la industria editorial que lo había absorbido. En términos generales dicha industria podía subsistir o vender sin necesidad de escritores ilustrados. Eso me inducía a creer que los textos que se vendían eran similares y casi al hilo de un patrón prefabricado al que llamábamos canon. Por otro lado la industria funcionaba a través de perfiles estereotipados. Igual que los textos de éxito eran similares, las personalidades de los escritores también. No olvidemos que hace poco se desveló quién era Carmen Mola y como ese seudónimo había servido para vender. Además, los usuario de estos libros pedían formatos de consumo concretos y la industria se los proporciona. No había por tanto vanguardia sino marketing. Y para más inri la industria no daba oportunidades a los nuevos estilos que se quedaban en los márgenes. Por si fuera poco los habitantes de los márgenes tenían tanto ego que perdían el tiempo entre la frustración y la guerra cruzada con sus semejantes. No se preocupaban por reivindicar una vanguardia no industrial sino que ambicionaban entrar en el mismo circuito literario que los demás. Por todo ello, tras reflexionar sobre la noticia, consideré que un escritor de éxito que no leyese no solo era posible sino que era adecuado para el momento actual. Quizás había que aceptar que el mundo de la literatura ya no era pura trascendencia sino algo más sucio y simple de lo que parecía. Y que creer lo contrario podría ser el argumento perfecto para escribir una novela, una donde tal negativo fotográfico el mundo resultase el inverso del real: quizás y por un momento un mundo feliz., uno donde no cabía la subversión.

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